*
Traducción al español a continuación
*
A l'hora del dinar, dues dones, un nen i un carretó.
El peix. Per la porta enreixada una veu crida
aquí-el-teniu-ben-fresc-quant-en-voldreu-
a-quant-a-tant-que-no-, me'l-feu-molt-car-
a-veure-és-ben-rosat-no-el-trobareu-millor-que sí-que
no-d'acord-però-aquest-també.
Assegudes a terra, el peix al seu davant, estès a sobre un sac,
escames volen a toc de ganivet, damunt un tros
de fusta molt estret, fora cua i aletes d'un
cop sec, un ràpid tall al ventre, ja és ben net,
el mòbil sona entre peix i peix, la palangana és
plena, bosses de plàstic -noves- i un nus pret.
Aquí ho teniu, adéu, adéu siau, í ni tié, í ni tié.
Adéu.
(Sikasso, 25-11-2010)
© Anna Rossell
*
*
Español
A la hora de comer, dos mujeres, un niño, un carretón.
Llega el pescado. Por la reja de la puerta una voz grita
aquí-lo-tiene-bien-fresco-cuánto-quiere-
a-cuánto-a-tanto-que-no-que-está-muy-caro-
a-ver-rosado-está-, mejor-no-hay-que-sí-
que-no-pues-bien-éste-también.
Sentadas en el suelo, el pescado extendido sobre un saco,
escamas vuelan a toque de cuchillo, encima de un estrecho trozo
de madera un golpe seco, fuera la cola, fuera las aletas, un corte
rápido en el vientre, limpio está, el móvil suena entre un pescado
y otro, la palangana llena, dos bolsas de plástico a estrenar y un nudo prieto.
Aquí lo tiene usted, con Dios, adiós, adiós, í ni tié, í ni tié.
Adiós.
(Sikasso, 25-11-2010)
© de la traducción Anna Rossell
La Nouvelle Revue Française, Jacques Copeau
Hace 3 horas
4 comentarios:
Maravilloso, Anna. Estuve en la selección, compra-venta y limpieza del pescado. Aún tengo el olor, fresco y húmedo, columpiándose de las aletas de mi nariz e imagino la fragancia posterior, en la sartén o en el caldo de la sopa, y las moscas pululando, alrededor de los desperdicios en la basura o de los platos de los comensales. Eres una cronista consumada. Con parquedad y precisión quirúrgica revelas todo un mundo y compartes un estado de ánimo y la atmósfera más auténtica de un lugar y sus habitantes. Tienes una excelente y envidiable técnica narrativa y periodística, salpicada de no pocos asomos de la más sensible y lírica de las poesías. Te abrazo fuerte y te doy las gracias por sumarte como seguidora y por esos comentarios tuyos que para mí significan un mundo. Te admiro y te quiero.
Sí, es también a lo que me refería cuando te adjetivaba de aguerrida o intrépida cronista; en mi mente estaba una pieza de carne -en un mercado callejero en un país sudamericano- que a lo lejos parecía como si tuvieran lunares; cuando te acercabas podías ver que esos "lunares" eran colonias de moscas verdinegras... éso a la hora de ir a comer.
Pero que no les falte el pescado ni la carne.
Un beso.
Se me suben los colores con tanto piropo, Pedro. Aunque me encantan, para qué nos vamos a engañar... . Es lo que hay. Me he hecho seguidora porque tu blog me parece interesante, lo seguiré sobre todo cuando vuelva, porque desde aquí las páginas tardan una eternidad en cargarse, sobre todo las de los blogs que, como el tuyo, tenéis imágenes y sonido de complemento a tantas entradas. Pero, cuando me armo de paciencia, algo funciona. Vuelvo el día diez de diciembre... . Desde la conexión española podré seguirte más a menudo. Un besazo.
Jorge, ¡qué alegría recibir tu visita! Pues sí, supongo que estas condiciones de mercado no son exclusivas del continente africano, más bien somos nosotros quienes representamos la excepción. En cuanto a tu deseo de que no les falte la carne ni el pescado..., pues a la mayoría les faltan, a pesar de que su tierra los tiene. Es lo mismo que sucede en otros ámbitos: muchas zonas de África son riquísimas en materias primas, de las más codiciadas, pero se las llevan los potentados del primer mundo y los del suyo (que son muy pocos, pero ricos) y la gente de aquí -casi todos- viven en la más indigente necesidad. Y no tienen ni carne ni pescado...
Desde aquí, un abrazo.
Publicar un comentario