3 de mayo de 2011

PARA DIANA PROFILIO Y SUSANA INÉS NICOLINI, MIS DOS SEGUIDORAS MÁS RECIENTES

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Hola a las dos. Os dejo este poema mío para daros la bienvenida. Con un abrazo.

Al original catalán sigue su traducción al español

(Catalán)


El món
també és aquest lloc on la mort
no és casual,
on epidèmies fan estralls
(però lluny de casa),
on continents sencers pateixen fam,
on la sequera i les guerres es programen.

També és aquest lloc on les lleis
es fan per protegir els drets que es reclamen,
com ara el de nació de pura raça,
la integritat dels costums, la identitat,
o aquest nivell de vida que amenacen.

I és que també és aquest fantàstic lloc
on el poder de la borsa és implacable,
on l’avenç tecnològic s’ha imposat,
on el progrés humà esdevé imparable,
on queda bé parlar d’humanitat.

Davant d’aquest magnífic panorama,
per què no anar a conèixer, viatjar?
no tot és tan terrible com ho pinten!
Mireu, si no, els anuncis als mitjans:
les flors i les belleses de Tailàndia,
aquesta dona amable i el color...!
I sobre tot la nena, tan bonica,
de somrís innocent i seductor.

El món
també és aquest lloc de virginals donzelles,
un paradís d’inesgotable encant,
també és aquesta altra meravella
on cada tres minuts mor un infant.

© Anna Rossell (del poemario La ferida en la paraula, Barcelona, 2011)
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(Español)

El mundo
es también ese lugar donde la muerte
no es casual,
donde epidemias hacen estragos
(pero lejos),
donde continentes enteros sufren hambre,
donde la sequía y las guerras se programan.

Es también el lugar donde las leyes
se hacen por proteger los derechos reclamados,
por ejemplo el de nación de pura raza,
la integridad de las costumbres, la identidad,
o ese nivel de vida que amenazan.

Y es que es también ese lugar genial
donde el poder de la bolsa es implacable,
donde el avance tecnológico reina ya,
donde el progreso humano es imparable,
donde está bien hablar de humanidad.

A la vista de este fabuloso panorama,
¿por qué no conocer y viajar?
¡no todo es tan terrible como dicen!
¡Miren sino en los medios la publicidad!:
las flores y bellezas de Tailandia,
esa mujer amable ¡y el color…!
Y sobre toda la niña, tan bonita,
de ademán inocente y seductor.

El mundo
es también ese lugar de doncellas virginales,
un paraíso de encanto fecundo,
es también esa otra maravilla
donde un niño muere, cada tres segundos.

© Anna Rossell (Del poemario: Anna Rossell, La ferida en la paraula, Barcelona, 2010)

© de la traducción Anna Rossell

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL NO TERMINÓ EN 1945

*
por Anna Rossell

La retaguardia
Hans Waal
Traducción de Valentín Ugarte
Lengua de Trapo, Madrid, 2010, 423 págs.

Muchos han sido los intentos de acercarse al nacionalsocialismo: desde el cine, desde el teatro y desde la literatura, sobre todo por parte de los implicados y de sus herederos, víctimas y verdugos. Y ello en una amplia gama de registros, desde el ensayo, la pura autobiografía o la novela autobiográfica –Jean Améry, Más allá de la culpa y la expiación, Jacov Lind, Autobiografía, Primo Levi, Si esto es un hombre, Ruth Klüger, Seguir viviendo– o la ficción realista –Erich Hackel, Adiós a Sidonie, Bernhard Schlink, El lector– hasta el que narra con distancia irónica o grotesco sarcasmo lo inenarrable –Edgar Hilsenrath, El nazi y el peluquero–, incluso en clave de cómic –Art Spiegelmann, Maus–, por nombrar unos pocos y sólo literatura.

Los años del terror nazi han hecho correr mucha tinta, intento de explicar lo inexplicable. Así la temática sigue siendo productiva y, a pesar de ello, innovadora, también para las jóvenes generaciones. Es el caso de La retaguardia, que vuelve sobre el tema desde una perspectiva original. El autor (Alemania, 1968), que es periodista en ejercicio –finalista del premio Egon-Erwin-Kisch– y se estrena con este texto como escritor de ficción bajo el seudónimo de Hans Waal, aprovecha sus conocimientos de la historia de su país y del mundillo en torno al periodismo y la política para pergeñar una buena trama sobre la evolución de Alemania desde el nacionalsocialismo. Lo que al principio pudiera parecer una novela populista cocinada con ingredientes que aseguran el fervor del gran público, nos sorprende por la dignidad de su planteamiento y el difícil equilibrio que consigue entre humor y seriedad, frescura y reflexión.

El punto de partida hubiera sido ideal para caer en el recurso fácil: cuatro octogenarios miembros de las SS, entusiastas de la causa reclutados a última hora antes de la caída de Berlín, han vivido sesenta años en un búnker ignorando que la guerra terminó, a lo que ha contribuido la ubicación de su escondrijo, que se halla bajo un campo militar de tiro. Al quedarse sin el último abrelatas de que disponían se ven obligados en 2004 a salir al exterior. Vestidos con sus viejos uniformes y pertrechados con sus fusiles, el grotesco grupo emprende un viaje por la región de Brandemburgo buscando rendir informe a Hitler. Una sucesión de absurdas situaciones, que genera otros tantos malentendidos, revierte en un texto divertido, aunque no superficial, que ofrece no sólo la visión de la Alemania actual hacia el nacionalsocialismo, sino –y es lo novedoso– la de la Alemania nacionalsocialista hacia la actual. Basada en tres perspectivas, la narración discurre a cargo de uno de los cuatro ancianos, que desde su encierro en el búnker lleva un diario dirigido a su amada en el que anota lo acontecido en su vida cotidiana; la de una ex ciudadana de la RDA, ahora jefa de la unidad especial de policía para combatir a los neonazis y la del ayudante de un afamado reportero de un canal privado de televisión a la caza de primicias y reportajes suculentos.

Waal sale bastante airoso de la dificultad de mantener intacta la verosimilitud a lo largo de más de cuatrocientas páginas. Cierto que a veces sólo con pinzas –a más tardar cuando los SS reencuentran a la familia de uno de ellos debiera deshacerse el malentendido del final de la guerra y la capitulación de Alemania, y esto sucede en el primer tercio del texto–. Pero ello puede perdonarse dada la clave humorística, que, si bien es la que predomina, no es ni mucho menos la única: aunque menos frecuentes, los momentos de sobriedad reflexiva destacan por contraste con el registro humorístico predominante. Waal no banaliza; el texto se lee también como un retrato de cómo Alemania ha vivido y sigue conviviendo con el nacionalsocialismo desde distintas posiciones ideológicas; es también un recorrido sociológico por todos estos años hasta la actualidad.

© Anna Rossell

(Publicado en Quimera. Revista de Literatura, núm. 330 (mayo 2011), p. 75.