Han visto recientemente la luz en nuestras librerías dos novelas de Ludwig Hohl, autor desconocido en España: Matices y detalles / Escalada, en traducciones de Ibon Zubiaur y Rosa Pilar Blanco, DVD / Minúscula, Barcelona, 2008, 155 y 109 páginas (13,20 y 12 Euros respectivamente).
Cecilia Dreymüller reseña las novelas en Babelia, 17-01-09, como sigue:
Narrativa.
Indudablemente lleva razón Ibon Zubiaur -traductor formidable de Matices y detalles- cuando afirma en el prólogo que pocas veces el valor intrínseco de una obra estaba tan a la altura de la leyenda existencial de un poeta: encerrado durante veinte años en un sótano, Ludwig Hohl (1904-1980) retocaba, bajo incontables privaciones, sus manuscritos de los años treinta, colgados como ropa con pinzas por toda la habitación. El rigor y la transparencia del pensamiento de Hohl, la profundidad de penetración en los asuntos humanos, junto a la firmeza de su resistencia creativa contra lo establecido, son únicos -al menos con esta radicalidad- en la literatura del siglo XX. La reflexiones fragmentadas, viñetas de estados mentales y físicos, "descripciones del aprender a vivir y escribir", están impregnadas de un impulso ético, digno de un Marco Aurelio. Pues Hohl no se resigna a las imponderabilidades y durezas del destino humano, sino predica -por algo era hijo de pastor protestante- intervenir en él, modelarlo poco a poco, desde lo pequeño, en el terreno de lo cotidiano. La cosecha de pensamientos sagaces e inexorables de Matices y detalles es impresionante, y no tanto por su perspicacia o brillantez como por su valor de aplicación. Se percibe la vivencia que hay detrás; vibra todavía la cuerda en la que se realizó el acto de balance que era la existencia de este tenaz buscador de la vida justa: un deportista, bebedor y grafómano que aguantaba estoicamente las eternas penurias económicas, la soledad y la ignorancia del mundo. De todo ello están impregnados estos textos reflexivos y les confiere una inusual severidad y exigencia.
Pero a pesar de las amonestaciones que contiene, el placer que depara la prosa de Hohl, diáfana y precisa, a la vez que llana y sin artificios, es inmenso. Y lo es todavía más cuando cuenta una historia ejemplar, por supuesto, no inventada. Bajo la apariencia de relato realista, Escalada aguarda un trasfondo filosófico de hondo calado, pues trata de la superación y de la muerte, o, mejor dicho, de la necesaria ascensión desde una vida vana y común a las alturas de la prueba existencial, donde se exige el máximo de destreza, prudencia y determinación. Cómo se enfrentan dos jóvenes escaladores a una montaña, es desmenuzado cuidadosamente en veinte secuencias casi cinematográficas, y raras veces se encontrará en un texto literario mayor consonancia entre una idea parabólica y una descripción de paisaje. La belleza de la naturaleza, el reto que rpresenta la montaña, las cavidades que provoca en los protagonistas, son entrelazados tan orgánicamente que fluyen como una experiencia propia. Asombrosa capacidad de evocación la de Hohl, llevada a la máxima expresión con mínimos medios en esta pequeña obra maestra (valga por una vez el gastado calificativo).
Cecilia Dreymüller
Norteamericanos, José Martí
Hace 2 horas