Anna
María Rossell Ibern
Manual de traducción alemán-castellano
Barcelona,
Gedisa, 1996
Por Violeta Pérez
La
editorial Gedisa ha publicado ya tres volúmenes en una nueva colección de
manuales de traducción que se basan fundamentalmente en ejemplos recogidos de
la enseñanza de esta disciplina. Así, en el tercero de los libros de esta serie
Manual de traducción. Alemán/Castellano (los dos anteriores estaban consagrados
a la traducción del francés y del inglés) Anna María Rossell Ibern propone, en
primer lugar, una reflexión general sobre la práctica traductora y analiza los
errores y vicios más corrientes, con múltiples ejemplos, de textos traducidos
del alemán al español.
Es obligado decir que no sobran manuales
así de accesibles y ejemplificados de problemas de traducción alemán/español
dirigidos al aspirante a traductor y concebidos, como éste, con la idea de que
aprender a traducir sólo a partir de la teoría es una tarea imposible.
En este manual, la autora presenta los
problemas de traducción más frecuentes, analizados de forma comprensible y que,
además, sorprenderán al lector no iniciado, pues es difícil imaginar que puedan
cometerse errores en la traducción del alemán por culpa, por ejemplo, de
“falsos amigos” léxicos, que todo el mundo supone existen sólo en italiano (el
clásico salire por “salir” por la
traducción correcta “subir”) o en francés (quitter
por “quitar” en vez del correcto “dejar”, “abandonar”, chatte, “chata” por “gata”, etc.), y que demuestran, una vez más,
que las apariencias engañan, y no sólo en las lenguas románicas.
Muy ilustrativos resultan también los
ejemplos de puntuación del epígrafe 3.6, La
interrupción incómoda del mensaje y del 3.7 titulado Los signos de puntuación donde, además
del análisis de ejemplos concretos de traducción se ilustra el texto con
errores de nuestra propia lengua con frases sacadas, sin ir más lejos, de
textos periodísticos. Esa “incomodidad” del mensaje –dice la autora-, se
observa en el lenguaje periodístico con bastante frecuencia; como ejemplo,
aporta estas frases sacadas del diario El
País, 27 de marzo 1993, página 19:
“El candidato del Partido Popular tenía ayer,
por primera vez, aspecto de estar algo cansado”.
“Tener aspecto de algo” es una locución, y
no deben separarse sus elementos. La autora propone la traducción alternativa:
“Ayer por primera vez, el candidato del Partido Popular tenía aspecto de estar
algo cansado”.
En ocasiones, hasta puede producirse un
cambio de sentido en el mensaje, y el ejemplo que ilustra este caso está
también extraído de El País, 21 de
febrero de 1993:
“El presidente turco trata en Croacia de
impedir la extensión de la guerra”.
Según se lee, el presidente turco está
negociando en Croacia para conseguir parar una guerra que se está desarrollando
en otro lugar, mientras que lo que pretendía decirse era que “el presidente
turco trata de impedir la extensión de la guerra en Croacia”.
Es decir, que, si bien en la mayoría de
los casos no hay cambio de significado, este tipo de negligencia en el estilo
provoca una cierta incomodidad al lector.
Es interesante también el ejemplo del
mismo problema en un fragmento del Diario
de Moscú de Walter Benjamin como explicación de lo
que ocurre en una traducción donde se separa el verbo de su complemento o se
interrumpen locuciones, o éste que reproducimos, del que se puede llegar a
obtener una lectura más cómoda y ligera para el lector:
“Ich kaufe bei einem Strassenhändler…eine kleine Puppe, Stanka-Wanka, für Daga ein, haupsächlich um bei dieser
Gelegenheit für mich selbst auch eine zu bekommen”.
(Moskauer Tagebuch, p. 41)
“A un vendedor callejero le compro…una
muñequita, stanka-wanka, para Daga; sobre todo para, aprovechando la
oportunidad, comprarme yo también una”.
La autora explica que, interrumpir la
proposición final después de la conjunción hace incómoda la lectura, y propone
la versión: "a un vendedor callejero le compro una muñequita… para Daga, pero
sobre todo aprovecho la oportunidad para comprarme…”, y continúa explicando lo que
ocurre cuando en los incisos se separa el verbo de su complemento, cosa que,
aunque no transgreda las reglas de la gramática, hay que saber hacer con
elegancia.
Como puede verse, el manual de esta
profesora de Filología Alemana de la Universidad [Autónoma] de Barcelona, no es
un tratado teórico sobre dificultades lingüísticas y su problemática a la hora
de traducir alemán, sino de cuestiones concretas, específicas, ilustradas y
aclaradas siempre con ejemplos varios, no sólo literarios, sino de disciplinas
diversas o incluso de la lengua corriente, lo cual aumenta el espectro de
lectores, o estudiantes, o estudiosos de la práctica de la traducción a los que
puede perfectamente ir dirigido.
Así, el manual aborda, en tres amplios
capítulos, problemas léxicos, sintácticos y estilísticos, y contiene además dos
apéndices interesantes sobre las fuentes utilizadas (donde aparecen, como hemos
indicado ya, citas de los clásicos –Kafka, Fontane-, autores españoles
contemporáneos como Vázquez Montalbán, agencias de prensa –alemanas y
españolas-, revistas, etc.), y una bibliografía básica que recoge los textos de
los que la autora se ha servido para la elaboración del manual.
Divertidos, como siempre, los errores
citados en el capítulo titulado Del
diccionario como enemigo
(apartado 2.3 del capítulo segunda: Problemas
léxicos), argumento éste, siempre un tanto delicado para quienes intentamos
que el estudiante no haga militancia del uso del diccionario y sea capaz de
leer su texto traducido –del que es autor- libre del corsé del texto original
alemán y de las equivalencias que le ofrece el diccionario y que, por tanto, le
quitan libertad de ver y buscar en la riqueza de su propia lengua.
Como manual, el libro resulta ilustrativo
y de cómoda lectura, amenizado además con tan variados ejemplos extraídos –como
ya dijimos- de tan diversas fuentes, y que presentan problemas inherentes en
general a la actividad de traducir y no a tendencias de un texto específico.
Así se presenta este libro al lector desde
el primero de sus capítulos, donde se comienza por analizar “La operación traductora. Valoración global
de sus dificultades”. El traductor, una vez analizado y comprendido el
texto, se encuentra en una situación parecida a la del autor, y en este sentido
corre los mismos riesgos de cometer errores que cualquier autor, aunque, sobre
este particular no profundiza la autora, ya que el manual no entra en
cuestiones particulares en lo referente al estilo.
Esto, en cualquier caso, no impide
recomendar su lectura, no sólo al aspirante a traductor, sino también al
filólogo, pues recoge aspectos lingüísticos en los que, a veces, no se
profundiza lo suficiente en la enseñanza de esta disciplina.
Violeta Pérez
(Publicado
en Hieronymus Complutensis. El mundo de
la Traducción, Números 6-7, 1998. Revista del Instituto Universitario de
Lenguas Modernas y Traductores. Universidad Complutense de Madrid)