20 de julio de 2011

LAS VANGUARDIAS BAJO EL MICROSCOPIO

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Cristina Jarillot Rodal,
Manifiesto y Vanguardia.
Los manifiestos del futurismo italiano, Dadá y el surrealismo
Universidad del País Vasco. Servicio Editorial, Bilbao, 2010, 417 págs.
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por Anna Rossell

Apabullante, casi abrumadora, la lectura del número dieciséis de la colección Filología y Lingüística que publica el Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco, cuyo propósito es hacer asequibles a los especialistas sólidos trabajos de tesis doctoral –con las correspondientes adaptaciones que su publicación requiere-, así como otras investigaciones prestigiosas a lo largo de la historia en estos dos ámbitos de conocimiento.

Manifiesto y Vanguardia. Los manifiestos del futurismo italiano, Dadá y el surrealismo no es, como pudiera parecer, un ensayo dirigido a un público general de eruditos interesados en el tema, sino un trabajo de investigación filológica en toda regla, que estudia los rasgos formales específicos de los manifiestos de las vanguardias más representativas del siglo XX con el fin de comprobar si son susceptibles de ser definidos o no como género literario y marcar sus límites con otras formas literarias afines.

Un trabajo de tesis conduce a quien lo lleva a cabo al grado de doctor, que da constancia de su capacidad investigadora. Y desde luego no cabe duda de que su autora cumple con creces con esta cualidad: el planteamiento, la estructura, la ejecución del trabajo, la riqueza de la documentación manejada –en francés, alemán, italiano, inglés y español-, la matizada y contrastada argumentación, sensiblemente sostenida por las justas citas necesarias y con referencia constante a la bibliografía especializada a pie de página, son sobrada prueba de ello. Cristina Jarillot (1970, Chambéry –Francia-), licenciada en Filología Germánica en la especialidad de alemán y profesora de este área de conocimiento en la Universidad del País Vasco, es una investigadora de calado. Tras un breve capítulo preliminar, en el que la autora plantea y justifica convenientemente el criterio aplicado en la selección de los textos, Jarillot ofrece una extensa Introducción histórica de las vanguardias objeto de su estudio (págs. 19-134), en la que da cuenta de su evolución, ideario y objetivos, para explayarse a continuación, en el segundo capítulo, en El manifiesto como género literario, que transporta el peso de la tesis y centra la atención principal del libro (págs. 135-370). La investigadora somete a los manifiestos de las tres vanguardias a un análisis extremamente pormenorizado, a partir de los parámetros que le proporciona Wolfgang Raible (“Was sind Gattungen? Eine Antwort aus semiotischer und textlinguistischer Sicht”, en Poetica, vol. 12, 1980) y que reduce a cuatro: la situación de la comunicación, la disposición textual, la relación con la realidad y el tipo de discurso, que a su vez se subdividen en subcriterios, sobre todo el primero. Pero esta observación tan sensiblemente minuciosa de los textos, que en la tarea investigadora puede ser una virtud y que viene dada por la naturaleza científica del estudio, conduce irremediablemente a la repetición, que lastra la lectura e impide al lector la necesaria y deseada panorámica. La autora parece ser consciente de ello cuando, en un intento de sintetizar para proporcionar una visión de conjunto, antepone brevemente al análisis desglosado de cada una de las vanguardias, las conclusiones a las que ha llegado: los rasgos comunes a las tres vanguardias, lo cual redunda otra vez en la repetición.

En la misma línea de alta especialización y de información precisa y detallada, el libro ofrece una impagable cronología –el capítulo 4-, que no sólo contiene los datos relativos a la publicación de los manifiestos propiamente dichos (realzados tipográficamente con negrita), sino también los actos relacionados (sesiones literarias, giras de conferencias, exposiciones artísticas…) y, finalmente, una desgranada bibliografía en las cinco lenguas mencionadas que ha de ser de gran utilidad tanto a los más exigentes especialistas como a eruditos en general. En coherencia con la pulcritud de toda la investigación, la bibliografía distingue entre Literatura primaria -Manifiestos y otros documentos, Fuentes consultadas- y Literatura secundaria.

En el momento de sacar sus conclusiones finales Jarillot escribe “este […] trabajo no es más que un eslabón en el proceso de recuperación del género”. Esperamos con impaciencia lo que estas palabras parecen contener entre líneas: el anuncio de la publicación de un verdadero ensayo sobre el tema, que la autora domina en profundidad, que traduzca a un registro más asequible al gran público los inestimables conocimientos de que su libro da prueba ostensible.

Anna Rossell

(Publicado en Orizont Literar Contemporan, An IV - Nr. 3 (23) / mayo-junio 2011, pàgs. 50-51)

BERLÍN BAJO EL TERROR NAZI

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SOL A BERLÍN
Hans Fallada
Traducción de Ramon Monton
Edicions de 1984, Barcelona, 2011, 695 págs.

Hans Fallada (Greifswald, Alemania, 1893 - Berlín, 1947), seudónimo de Rudolf Wilhelm Friedrich Ditzen, autor de la denominada “emigración interior”, no sufrió la prohibición de publicar bajo el nacionalsocialismo, a pesar de no pertenecer a la Cámara de Escritores del Reich. Después del fracaso de sus dos primeras novelas se abrió camino a principios de los años treinta con Bauern, Bonzen und Bomben (Campesinos, caciques y bombas) y sobre todo con Kleiner Mann, was nun? (Pequeño hombre: ¿y ahora qué?, I ara què, homenet?), con la que logró reconocimiento internacional, pero supo mantenerse a flote y seguir publicando a base de literatura trivial, evitando el compromiso. Nunca formó parte de ningún movimiento clandestino de resistencia contra Hitler y, sin embargo, Sol a Berlín, versión catalana de Jeder stirbt für sich allein, es un memorable monumento a la resistencia personal contra un terror, que degradó al ser humano potenciando lo más infame y abominable de su naturaleza. Fallada, escritor prolífico cuya obra se encuadra en la Nueva Objetividad, consigue en ésta, su última novela, legarnos un auténtico documento de la vida cotidiana de la gente sencilla en el Berlín de principios de los años cuarenta del siglo XX.

Basándose en actas procesales de la época y respondiendo a la propuesta en 1945 del que más tarde fuera ministro de cultura de la RDA, Johannes R. Becher -cofundador del Kulturbund zur Demokratischen Erneuerung Deutschlands (Asociación Cultural para la Renovación Democrática de Alemania) y de la editorial Aufbau, que publicó la novela en Alemania-, Fallada redacta, en menos de cuatro semanas, ochocientas cincuenta páginas manuscritas que constituyen, por su realismo y su temática, una crónica del día a día berlinés en los años en que el monstruo nacionalsocialista había logrado convertir Alemania en una sociedad de espías espiados, dominada por el pánico a la delación ante cualquier sospecha. Fallada construye magistralmente una trama que nos permite conocer por dentro y desde los entresijos de las miserias humanas el funcionamiento de la maquinaria nazi. A partir de la historia de un matrimonio humilde fiel a las consignas del momento, al que la muerte en el frente de un ser querido devuelve la lucidez, y de otros expedientes reales de la GESTAPO, el autor desgrana una galería de personajes y ambientes diferenciados que conforman el escenario habitual del Berlín de la época. Fallada nos sumerge en la tensa atmósfera de una ciudad dominada por el miedo y hace anatomía del alma humana de la que presenta una lograda gama de matices: el sufrimiento, el temor, la heroicidad, la crueldad, la bajeza. En este sentido el libro constituye un documento histórico impagable, tanto más cuanto que no abundan las novelas que traten la cotidianidad nacionalsocialista. Fallada no idealiza, sus caracteres adquieren a nuestros ojos enorme verosimilitud y, si bien sus personajes preferidos son gente sencilla, no por ello deja de ser objetiva su mirada, al contrario, el autor aborda su descripción con la crudeza a la que obliga el realismo sin obviar los bajos fondos ni la peor depravación. Especialmente logrados son los capítulos en los que Fallada desgrana el sufrimiento físico y psicológico de los reos a la espera de su ejecución. La edición tiene el valor añadido de publicar el texto completo, sin los recortes que sufriera en su día por razones políticas en la RDA, donde vio la luz en 1947 (no gustó la mirada poco amable del autor hacia una pequeña célula de resistencia comunista o que la protagonista hubiera sido seguidora de Hitler). El libro va acompañado de un apéndice, en el que Fallada da cuenta de la gestación del manuscrito, de un glosario de nombres y siglas nacionalsocialistas a los que alude el texto y de un epílogo de Almut Giesecke, relativo a la historia de la edición de la novela.

Además de Pequeño hombre: ¿y ahora qué?, también en versión catalana, y de la novela objeto de esta reseña, en España se han publicado Demasiado íntimo; El hermanito; Un hidalgo de Pomerania; Historia de la chiquillería; Lobo entre lobos; La onza de oro; Pequeño hombre, grande hombre y vuelta a empezar; entre los que destaca, con distancia, Sol a Berlín.

Anna Rossell

(Publicado en Quimera. Revista de Literatura, núm. 332 (julio-agosto, 2011, p. 96)