7 de febrero de 2013

PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE VIAJES DE SUSANA CASLA

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Jueves, 7 de febrero, 2013, 19:45 h en el Hotel Carlit de Barcelona



A cargo de Anna Rossell

PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE VIAJES
(Jueves, 7 de febrero, 2013, 19:45 h en el Hotel Carlit de Barcelona)

SUSIE DA LA VUELTA AL MUNDO, de Susana Casla, Parnass Ediciones, Barcelona, diciembre 2012.

Ante todo, mis felicitaciones a la autora-viajera del libro que hoy presentamos, mis felicitaciones doblemente: por un lado, por el arrojo y la apertura de espíritu que se necesita para emprender un periplo por todo el mundo como el que ella ha emprendido -y más por haberlo emprendido en solitario-, y por otro lado, por haber querido transmitir y compartir sus experiencias aventureras a través de este libro, que hoy ve oficialmente la luz.

También yo comparto algo en común con la autora: su pasión por  conocer, por conocer in situ, a través del viaje puro y duro, sin informarme antes más de lo estrictamente necesario sobre la zona que pretendo visitar, y también el hecho de haber necesitado comunicar mis experiencias a través de un libro. Yo, como ella –algo así afirma la autora en el epílogo-, he sentido un verdadero placer al escribir, en forma de descripción o reflexión, a mi vuelta, lo vivido y sentido en tierras y culturas lejanas, y más allá de esto, he sentido, al plasmarlo por escrito, que no hubiera digerido del todo mi viaje de no haberlo vertido en palabras.

Desde que experimenté por primera vez la intensa sensación de estar haciendo un verdadero viaje, sé que, el viaje como tal, nunca termina, pues las preguntas que se le abren al viajero en el encuentro y por el contraste entre la propia cultura y las culturas lejanas con las que va entrando en contacto, permanecen abiertas ya siempre en cierto modo, como contrapunto al propio legado cultural, a lo conocido. De ahí que viajar –viajar de verdad, no trasladarnos de un lugar a otro a través de una agencia- nos haga más ricos, de que nos haga crecer como personas, pues el/la verdadero/a viajero/a aprende a distanciarse de la tentación que ofrece el espejismo de las supuestas verdades universales, aprende que no es él o ella el centro del universo –como antes de Galileo se creía que lo era el planeta Tierra- y se cubre ya por siempre de un manto de humildad, que es el de las personas sabias, las que han aprendido que el mundo es potencialmente un lugar riquísimo de encuentro, que los seres humanos tienen infinitas y muy variadas respuestas a las mismas preguntas, que los distintos hábitats promueven reacciones diferentes a situaciones idénticas o parecidas, que la diversidad es riqueza y suma, y no divide o excluye, como alguna gente piensa erróneamente, lamentablemente demasiada aún.

Susana Casla lo sabe, e intuyo que lo sabía ya antes de iniciar su vuelta al mundo, porque sus letras emanan una exuberante, sana y contagiosa curiosidad, una generosa disposición hacia lo nuevo y desconocido, que es la condición sine qua non para aprender, para hacer un viaje de los verdaderos. Así, la predisposición, la actitud abierta, es cualidad necesaria para que se produzca el encuentro con el otro, y de este encuentro se sale más rico por lo que se percibe del otro y por lo que se ofrece y da al otro. Ésta es la base del conocimiento, de conocer y de conocerse, porque el conocimiento del otro revierte en conocimiento de uno mismo.

Otra de las condiciones indicativas de la abierta disposición de la viajera Susie es el hecho de que emprendiera su viaje sola, porque viajar sin compañía añade por lo general un plus muy importante a la posibilidad de aprendizaje de todo lo que se viva y vea. La viajera no tiene la posibilidad de recurrir a lo conocido, de arrimarse a un compañero o compañera que trasladara a su lado un entorno cultural compartido en el que poder aislarse o refugiarse siquiera un momento. Sola, la viajera se encuentra más entregada, más expuesta. Ella lo sabe de antemano, es una opción premeditada, una decisión absolutamente consciente. Así pues, creo que Susana Casla reúne los requisitos indispensables para emprender un verdadero viaje y sacar de él el mayor provecho.


Hasta aquí he hablado de la viajera. Debo ahora abordar sus cualidades como escritora, concretamente como escritora novel, como ella se autodenomina.
Escribir un libro de las características del que hoy nos ocupa: las peripecias de una viajera que da la vuelta al mundo, con visita a todos los continentes en un período de nueve meses, no es tarea fácil. Son muchos los interrogantes que la escritora debe plantearse antes de ponerse a la labor, muchas las decisiones que deberá tomar: ¿Debe optar por un registro turístico tradicional? ¿Una guía para todo aquél que, como ella, pretenda dar algún día una vuelta al mundo similar? ¿O para quien se plantee viajar estrictamente a uno de los lugares por ella visitados? Un libro de ese tipo hubiera supuesto una tarea descomunal, casi imposible, y hubiera reflejado un espíritu y un tipo de viaje que la autora nunca emprendió como tal. Nada más lejos de su intención convertir su libro en una interminable lista de ciudades y monumentos a visitar, con los correspondientes datos históricos y demás curiosidades dignas de ser vistos. Ella lo advierte ya en el prólogo y no cesa de recordárnoslo en el transcurso de toda la lectura. Quien espere encontrar en el libro de Susana Casla consejos de este tipo quedará defraudado. Por otro lado, ¿qué hubiera aportado de nuevo un libro así? Hubiera sido uno más. Quien pretende dar la vuelta al mundo se organiza su propia vuelta personal y guías turísticas para casi todas partes las hay por doquier. Así pues la autora ha optado por la inteligente decisión de escribir un texto que, de un modo desenfadado, llano y simpático, cuenta todo aquello que a ella, personalmente, le llamó más la atención de cada uno de los lugares que visitó, y nos lo advierte ya al principio.

El libro de Susana Casla no pretende ni instruir ni aconsejar; su intención es contar sencillamente, de un modo directo y sin grandes pretensiones lo que a ella más le sorprendió o inesperadamente le aconteció en su andadura por el mundo. Y precisamente por ello, porque no pretende aconsejar ni instruir, y porque no tiene pretensiones, este libro instruye y aconseja y merece ser leído para el enriquecimiento personal. Nada resulta ser más instructivo que aquello que se hace con pasión y verdadera convicción. Y el libro que hoy presentamos rezuma pasión y convicción por todos los poros y consigue lo que no dice pretender: contagiar a los lectores las ganas de viajar con su mismo espíritu, el verdaderamente viajero.

Susie da la vuelta al mundo es un libro de viajes atípico, tanto por su estructura, como por su registro sencillo –que no simple-, es un libro fresco y bien escrito –quien escribe tiene una desarrollada sensibilidad lingüística- y no es en absoluto convencional, está contado con desenfado y gran sentido del humor, no sigue ninguna de las reglas al uso. Por no seguir no sigue ni la cronología del viaje, si bien, en las páginas previas al texto, la autora nos informa con ayuda de simpáticos dibujos, muy acordes con el tono de todo el libro, su recorrido real. Por otro lado, los dibujos con su correspondiente comentario humorístico preceden a cada uno de los capítulos y anuncian algo de lo que nos espera con la lectura en cada tramo.

Recomiendo este libro a todos aquellos que busquen una mirada distinta hacia el mundo. Leyéndolo se asomarán a la ventana que se la proporcionará, no desde la fría supuesta objetividad de una escritura distante, sino desde la implicada y apasionada subjetividad de una escritora que ha vivido profundamente lo que narra y lo transmite desde el más puro sentimiento.

Así en el transcurso de la lectura sabremos de elefantes que dan masajes sin romper costillas, de distintas percepciones del tiempo en diversas partes del mundo, de lugares donde los delfines nadan junto a las personas, de la clamorosa falta de escobillas limpiaváteres en los EEUU, de los curiosos (y en ocasiones peligrosos) hábitos de conducción de ciertas culturas, de la natural convivencia hogareña de alguna gente con variopintos insectos, de la magnífica opulencia de algunos hoteles en un microcosmos artificioso donde todo está dedicado al juego de azar, de la indescriptible vivencia de la descomunal grandiosidad de la envolvente naturaleza, de cocodrilos saltarines, cerdos que beben cerveza, váteres japoneses con servicio higiénico a la carta o de la existencia de una maravillosa asociación de gente viajera y hospitalaria, –ella los llama Viajeros del Mundo, aunque se trata de varias asociaciones-, cuyos miembros acogen a viajeros en su propia casa, una información imprescindible para todo aquél que pretenda abordar un viaje similar.

Sólo me queda animar a la autora, viajera y escritora a seguir viajando y escribiendo. Sé que ya lo ha hecho mientras tanto, sin necesidad de que nadie la animara a hacerlo, pues ella misma nos lo dice al final de este libro, y también que tiene la intención de ofrecernos otra entrega por escrito de sus segundas aventuras. Ella nos invita también a hacerle comentarios y sugerencias después de nuestra lectura, a través de la página web de la editorial. Aprovecho pues para hacerle una de mi parte, algo que he echado en falta en este primer libro: que dedique igual energía a relatar las experiencias del encuentro entre personas individuales, aquellos que se producen con mucha frecuencia, sobre todo cuando se viaja sola, que a buen seguro se han dado con la misma o mayor intensidad con que la autora nos cuenta hábitos generales de comportamiento. Con la capacidad de observación y de escritura de la que ella da sobrada muestra en este libro, tengo la plena seguridad de que el libro saldría ganando más aún.

Deseo a todos una lectura tan placentera, divertida y enriquecedora como me ha resultado a mí, algo a lo que contribuye también la cuidada edición del libro, que por el empeño y profesionalidad de la editorial hace cómoda y satisfactoria la lectura.

© Anna Rossell

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