Panem et circenses
Por Miquel Bonet, abogado, Director. del Pr. Competencias Universidad de Barcelona y L3
No hemos cambiado tanto en los últimos 2000 años y, en este país, aún menos de lo que nos creemos en los últimos 34 años post-dictadura. Naturalmente ha habido evoluciones, pero la más notable quizás sea haber cambiado el nombre de las cosas.
No sé si tenemos mejores políticos, la verdad, ni tampoco mejores publicitarios, lo que pasa es que con la tecnología e Internet todo parece más cercano, aunque en realidad no es así pues, por mucha tecno-comunicación que tengamos, al final la gente ha acabado aislándose más y comunicándose menos.
La última es la del fútbol: que el país más pobre -en términos de recesión y caída del PIB- sea precisamente el que gasta más dinero en fútbol y quizás en otros espectáculos pone en evidencia que el “panem et circenses” sigue tan vigente como los espectáculos del 1 de mayo de las décadas de los 60: servían para acallar las protestas de la clase trabajadora.
Seamos realistas amigos, lo único que ha cambiado es el escenario, con más tiendas, más escaparates y más edificios, pero el dueño de todo sigue siendo el marketing , como lo era antes, pero esto sí, disfrazado de otras guisas.
No voy a volver con el discurso de la pérdida de valores, del fracaso escolar, del respeto a los demás cada vez más debilitado en nuestra sociedad, pero veamos en lo que nos hemos convertido con tanta perversión disfrazada de prepotencia gracias a la vaca inconsistente de la construcción. Mucho presumir de calidad de vida emulando a los países nórdicos, pero todo el mundo quiere pagar los impuestos de Marruecos, lo malo es que eso ha funcionado mientras el consumo ha sido “el camino a la felicidad”, pero cuando eso falla ya no nos queda otra cosa que el fútbol y consolarnos en las miserias televisadas de los “famosillos”.
Algunos filósofos invocan la crisis como terapia para desaprender los vicios que nos han llevado hasta ella, pero no servirá de nada, porqué el hedonismo y la batalla por el ego gobiernan la vida, hace ya 6000 años: hemos inventado más de 100.000 tóxicos, sigue la hambruna, tiembla el ecosistema, pero en esta lucha contra la naturaleza hemos olvidado que nosotros necesitamos cosas para sobrevivir y ordeñamos nuestro entorno hasta el límite, olvidando que la naturaleza no nos necesita a nosotros para medrar.
El escándalo de las cifras millonarias del fútbol y también en otros deportes evidencia la enorme pobreza del ser humano, ya sabes que en esta liga de los excesos, sólo cuenta el ganar y que detrás existe el enorme Gargantúa de los derechos televisivos, los decodificadores y todo este espectáculo, para robarle al ser humano el tiempo para pensar, ¿de qué nos va a servir tanta distracción si ni siquiera sabemos quiénes somos ni cuál es el sentido de nuestra vida? .
Puesto que cada semana sólo tiene un domingo, nos quedan más de cinco días para trabajar y ganarnos la vida intentando ser de los afortunados que entienden el trabajo como una vocación o como una llamada interior, que diría Lutero, y disfrutando un poco. No debemos olvidar que un 20 % de los ciudadanos en edad laboral está parado y que del resto más de la mitad trabaja en algo que no le gusta , quizás el fútbol y la tele ayuden a sobrevivir. Porque disfrutar de la vida es otra cosa.
Miquel Bonet (M. B. es abogado y profesor de técnicas de comunicación en la Universidad de Barcelona)
La Música Interior, Charles Maurras
Hace 18 horas
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