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Original alemán
Para oírlo en voz de la propia autora: http://www.youtube.com/watch?v=zAfnUAE_sbk
Alle Tage
(de Ingeborg Bachmann)
Der Krieg wird nicht mehr erklärt,
sondern fortgesetzt. Das Unerhörte
ist alltäglich geworden. Der Held
bleibt den Kämpfen fern. Der Schwache
ist in die Feuerzonen gerückt.
Die Uniform des Tages ist die Geduld,
die Auszeichnung der armselige Stern
der Hoffnung über dem Herzen.
Er wird verliehen,
wenn nichts mehr geschieht,
wenn das Trommelfeuer verstummt,
wenn der Feind unsichtbar geworden ist
und der Schatten ewiger Rüstung
den Himmel bedeckt.
Er wird verliehen
für die Flucht von den Fahnen,
für die Tapferkeit vor dem Freund,
für den Verrat unwürdiger Geheimnisse
und die Nichtachtung
jeglichen Befehls.
(Aus Ingeborg Bachmann Die gestundete Zeit, 1953)
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Español
Todos los días
(de Ingeborg Bachmann)
Ya no se declara la guerra,
se prosigue. Lo inconcebible
se ha hecho cotidiano. El héroe
permanece alejado de los combatientes. El débil
ha avanzado hasta las zonas de fuego.
El uniforme de diario es la paciencia,
la condecoración, la mísera estrella
de la esperanza sobre el corazón.
Se concede
cuando ya no pasa nada,
cuando el fuego nutrido ha enmudecido,
cuando el enemigo se ha hecho invisible,
y la sombra del armamento eterno
oscurece el cielo.
Se concede
por abandonar las banderas,
por el valor ante el amigo,
por revelar secretos indignos
y desacatar
toda orden.
(De Ingeborg Bachmann, El tiempo postergado, Ediciones Cátedra S. A. 1991
Versión de Arturo Parada)
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Darío, un contertulio de este blog, ha enviado un poema suyo a modo de comentario a éste de Bachmann. He querido incluirlo aquí, a continuación del suyo. Gracias, Darío:
Cainitas que imperios
acaudillan
con la quijada de un rucio
por bandera.
Porque armas son su razón
y no la razón su arma.
Locura de las armas
que ofusca la razón
acalla al corazón
y la justicia desarma
porque armas son su razón
y no la razón su arma.
Darío
Nocturno, Gabriele D’Annunzio
Hace 16 horas
2 comentarios:
Cainitas que imperios
acaudillan
Con la quijada de un rucio
por bandera.
Porque armas son su razón
y no la razón su arma.
Locura de las armas
que ofusca la razón
acalla al corazón
y la justicia desarma
Porque armas son su razón
y no la razón su arma.
Darío
Gracias, Darío, por este poema. Un buen complemento al de Ingeborg Bachmann. Me otorgo la libertad de publicarlo a continuación del suyo. Un abrazo.
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