Frances Stonor Saunders, La mujer que disparó a Mussolini
Traducción de J. Manuel Méndez,
Capitán Swing, Madrid, 2014, 428 págs.
por Anna Rossell
Stonor Saunders (1966), historiadora y periodista británica,
colaboradora en The Guardian, New Statesman
y en Radio 3-BBC, ejerce periodismo de investigación, aquél que exige trabajo
pormenorizado e inteligente para sacar a la luz cuestiones que han quedado
ocultas u olvidadas y la verdad reclama. Ello la ha llevado a sumergirse en la
vida de Violet Gibson (1876-1956) -la mujer que atentó contra Mussolini-,
quien, habiendo podido cambiar el curso de los acontecimientos, pasó por la
historia sin pena ni gloria y murió abandonada en el manicomio de St. Andrew –Northampton-
treinta años después.
Pero pasa con frecuencia que las pesquisas de los investigadores acaban
arrojando menos luz sobre el tema estudiado que sobre lo que encuentran a su paso.
Es lo que sucede en este ensayo, escrupulosamente escrito y documentado, cuyo
propósito es trazar la biografía de Gibson y que, sin errar su objetivo,
resulta más informativo en aspectos colaterales –aunque no menos importantes-
que en lo que concierne a su primera intención: desvelar los motivos que movieron
a Gibson a su acción.
Stonor Saunders dibuja el recorrido vital de su protagonista
estudiando el entorno sociopolítico y religioso en el que creció. Nacida en el
seno de una honorable familia unionista protestante –hija de lady y lord
Ashbourne, procurador general de Irlanda-, Violet, que se perfilaba como una mujer
autónoma, simpatizó con el nacionalismo irlandés. Espiritualmente inquieta,
frecuentó la Ciencia Cristiana, de la que se distanció para acercarse a la
teosofía –movimiento filosófico-religioso-esotérico, proclive al feminismo y al
socialismo- hasta convertirse al catolicismo a los veintiséis años. Se
estableció en Roma y practicó devotamente el catolicismo hasta su muerte con
episodios de radicalidad. Este dato y el hecho de que Violet declarara haber
simulado locura tras el atentado para escapar a la prisión, dificultan la
respuesta de Stonor Saunders a la cuestión que plantea: ¿actuó Gibson por su
cuenta o fue el instrumento de una conspiración internacional contra el
fascismo? Lejos de aclararlo, los indicios abren otro gran interrogante, que la
autora tampoco logra despejar: ¿sufría Violet ofuscación mental momentánea? Los
hechos, sus declaraciones y los informes médicos no facilitan las cosas: antes de
su frustrado atentado contra Il Duce el 7 de abril de 1926 en la Piazza del
Campidoglio de Roma, ella había intentado suicidarse disparándose en el pecho,
para encontrar la muerte “glorificando a Dios” y declaró varias veces que al
disparar contra Mussolini “seguía órdenes divinas” y que hubiera atentado
gustosa contra el Papa por considerarlo igualmente autoritario y antisocial.
En su intento de hacer justicia a Gibson y ante la imposibilidad de
obtener más luz, Stonor Saunders arropa documentalmente su figura. Así se
adentra en la historia de Irlanda desde los tiempos de la Home Rule, el Acta de
Unión y la Liga Gaélica con la intención de transmitir el ambiente en el que
Violet pudo haber desarrollado su conciencia social y se acerca pericialmente a
aquellos (individuos e instituciones) que en su misma época eran considerados
cuerdos y hasta guardianes de la salud mental de otros. Ello la lleva a
comparar rasgos de la personalidad de Mussolini con los de Violet, y a estudiar
el funcionamiento de las instituciones psiquiátricas británicas, lo que arroja
uno de los capítulos más interesantes del libro: “Estigma”.
Más allá de constituir la necesaria biografía de Gibson, a la que la
autora rinde homenaje, este ensayo resulta altamente ilustrativo por su
ambientación. No sólo nos recuerda hasta qué punto el gobierno británico admiró
a Benito Mussolini y apoyó el fascismo sino que aporta datos sobre el carácter
del dictador y el ambiente político-social de la época, buscando su información
tanto en los archivos históricos como en la literatura de ficción de corte
realista.
Cabe destacar la acreditada documentación de las fuentes –desglosada
al final siguiendo los capítulos-, que la autora pormenoriza a menudo
innecesariamente. Sin embargo se echa en falta una relación, aparte, de los
documentos consultados, que si bien coinciden con los aportados en la bibliografía
de los capítulos, facilitaría la consulta al interesado.
En España se ha
publicado de la autora La CIA y la guerra
fría cultural (Debate, 2001, 2013, trad. Ricardo García).
© Anna Rossell
Publicado en Quimera. Revista de literatura, Nº 367, Junio, 2014