pues que Caro os llamáis, os honra, como os digo, el apellido, que cara es la amistad, y es bienvenida, cara la voz amiga que, por hacerse eco de aquesta, que es la mía, revierte en mí otra vez, y así diciendo y desdiciendo, fablando y desfablando y, al cabo entre la sinrazón y el desvarío con la razón dando, cumple con el destino que la humana existencia tuviere por objeto, que es el mayor saber y el aprender de la existencia propia y de los otros. Por ello, estimada y Cara compañera (perdón, quise decir Caro), gracias os doy por querer acompañarme en esta ruta que es de la sabiduría, de compartir los nuestros versos y dejarnos dellos darnos vida.