1 de septiembre de 2008

Cecilia Dreymüller, Incisiones. Panorama crítico de la narrativa en lengua alemana desde 1945

LETRAS ALEMANAS DESDE LA POSGUERRA

Cecilia Dreymüller,
INCISIONES
PANORAMA CRÍTICO DE LA NARRATIVA EN LENGUA ALEMANA DESDE 1945

Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, Barcelona, 2008, 392 págs.

Anna Rossell

No es tarea fácil la que se propone Cecilia Dreymüller (1962, Nohn, Eifel, Alemania) con este ensayo, que, como reza el subtítulo, quiere ofrecer al lector hispano un panorama crítico de la narrativa en lengua alemana desde 1945. Presentar una visión de sesenta años de producción literaria sin caer en la soporífera e inútil enumeración etiquetada, de la que pecan a menudo este tipo de libros, ya es mérito suficiente. Pero Incisiones no sólo no se deja llevar por esta tendencia, sino que logra mantener hasta el final el interés de un texto que se lee con inusual placer.
En tres grandes apartados, que subrayan los momentos más significativos de esta literatura, “Ninguna hora cero”, “La repercusión del 68” y “La caída del muro”, Dreymüller nos ofrece una selección de autores y obras altamente depurada, que en sí misma supone ya un virtuoso ejercicio de equilibrio y objetividad y que osa romper “la reverencia académica”. En este amplio recorrido la autora se plantea cuestiones fundamentales y busca las respuestas escrutando las trayectorias creativas de los narradores: estudia con mirada crítica y revisionista a autores consagrados, reflexiona sobre la influencia de la historia y la política en la recepción de algunos y se pregunta por el papel que jugó el Grupo 47 en el ostracismo de autores no afines a él. Ajena a modas y clamorosos éxitos, Dreymüller dibuja el paisaje de las buenas letras alemanas con trazo decidido y minucioso. Más allá de los más grandes, que figuran en el índice y que Dreymüller trata con mayor detenimiento, la autora se sirve de los subcapítulos -cuyos epígrafes, sopesadamente definitorios, reflejan el constante diálogo con la historia que caracteriza a esta literatura- para hacer la oportuna introducción a cada uno de los momentos significativos de una cesura, al tiempo que aprovecha para presentar la correspondiente pléyade de escritores notables que no puede tratar tan extensamente, sin dejar por ello de hacerlo a conciencia. Dreymüller, hispanista de formación afincada en España, que ejerce la crítica literaria en medios españoles y alemanes, muestra en esta obra la misma soberanía que denotan sus reseñas literarias, domina la materia que aborda y mantiene una exigencia de criterio que sabe transmitir afinadamente gracias al uso magistral de la lengua española que la caracteriza. Dreymüller consigue realmente incidir, con la exactitud de un cirujano, en la anatomía de la literatura en la que opera. La preciosista y diferenciada prolijidad con que la autora analiza cada una de las obras seleccionadas, testimonio indiscutible de que conoce de primera mano y en profundidad cada una de ellas, logra condensar en cuatrocientas páginas, con su precisa concisión, más de medio siglo de panorama narrativo.
El libro, que no pretende ser ni un manual al uso ni una historia de la literatura, es finalmente mucho más que esto, pues, más allá de proyectar una idea global de la narrativa en lengua alemana desde 1945 hasta nuestros días, intenta responder a las preguntas esenciales que se han ido planteando en su evolución, incita a la lectura de los textos y autores que analiza y sirve a la vez de obra de consulta. De gran utilidad para el lector hispano resulta, además, la relación de autores y títulos citados donde se especifica si existe traducción al español.
Uno de los muchos méritos de este trabajo reside en el hecho de que Dreymüller afronta su tarea sin los prejuicios con que se suelen tratar a autores mitificados y, en su objetivo y ponderador celo analítico, señala tanto los aspectos más encomiables como los puntos más débiles de autores y obras.
En el epílogo, conciso y contundente, en el que Dreymüller diagnostica la desaparición de aquella raza de escritores que han influido en la realidad de su tiempo, de los que hoy no se avistan sucesores, la autora pasa revista a algunos de los factores que impiden que medre la literatura de calidad, señalando como causas el cambio de orientación de la política editorial y los métodos actuales de incentivación de la literatura creativa, causas que lamentablemente no afectan sólo a la literatura en lengua alemana. Una obra indispensable de la que es probablemente una de las voces más acreditadas de este ámbito en España.

8 de agosto de 2008

Ruby Slipperjack, Honrar al sol

PARAÍSO ROTO

Ruby Slipperjack, HONRAR AL SOL
(Fragmento revisado del diario de la Lechuza)

Trad. de Laura Brasó Fàbregas, Takusan Ediciones, Barcelona, 2007, 304 págs.

Anna Rossell

Se leen con relajación y placer las trescientas páginas de esta novela, la primera de la escritora canadiense Ruby Slipperjack (Whitewater Lake, Ontario, 1952), con la que se ganó amplio reconocimiento de los lectores de su país. Y es que de sus páginas emana fuerza, convicción y autenticidad. No cabe duda de que el privilegiado marco natural de la pequeña localidad al norte de Ontario, donde transcurre la acción de la historia narrada, es un lugar venerado por su autora, un lugar que ella erige en la quintaesencia de sí misma, el crisol donde se formó, siendo como es una novela sin duda en buena parte autobiográfica. Honrar al sol transporta en el título el lema programático con el que la autora rinde homenaje a la cultura que la engendró, la ojibwa, que le proporciona una infancia feliz en consonancia y armonía con la naturaleza. Construida al estilo de un diario en el que la protagonista anota en primera persona los acontecimientos importantes en función de las cuatro estaciones del año, la narración abarca desde el verano de 1962 al de 1968. El lector se convierte así casi más en actor y coprotagonista que en espectador, deviene un miembro más de la numerosísima familia que habita la cabaña de la niña y la acompaña en su desarrollo desde sus diez a sus dieciséis años. El estilo vivo y fresco de la prosa, redactada siempre en presente, fruto de la elevada capacidad de observación de la protagonista y sensible reflejo de sus estados de ánimo y de los cambios que se obran en su evolución, proporciona la empatía necesaria para zambullirse en la trama de principio a fin. Lechuza, sobrenombre que recibe la niña, es, como la autora, una aborigen ojibwa, que crece en un pueblecito al norte de Ontario donde vive con su madre, sus hermanos y otros tres niños, que se crían y educan bajo el mismo techo. El generoso espacio de libertad que supone la vida de la pequeña en constante convivencia con otros muchos niños en el espléndido marco natural de esta región canadiense, con su clima extremo, agudiza los sentidos y potencia el carácter despierto y resuelto de la protagonista, que se refleja en la prosa asimismo inteligente, decidida y simpática de sus anotaciones, muy bien traducida al español. Sin embargo el pequeño pueblo de cabañas dispersas en las cercanías de un lago y una isla, rodeado de bosque, adonde llega el tren, no es en ningún momento una pintura idílica, un paraíso propiciador de virtudes y de buenas almas rousseaunianas. Lejos de idealizar el lugar de sus orígenes, la autora describe con mirada lúcida la realidad y presenta la dureza de la vida tal cual es, y, si bien esto sucede desde el principio, la crudeza y la degeneración van en aumento a medida que avanza la novela. Así el alcoholismo y sus consecuencias –el abandono de los hijos y los malos tratos a los más débiles-, que antes amenazaba desde fuera la paz y la felicidad en casa, acaban por minarlas desde dentro y van haciendo mella en sus círculos más íntimos de manera progresiva. Honrar al sol reúne las cualidades de la buena literatura y es por sus características una novela ideal para cualquier adolescente, aunque no sólo para él. No es de extrañar que forme parte de los programas de lectura de muchas de las escuelas de su país. Celebramos la publicación de esta novela, lo único de la autora que ha visto la luz en español, y animamos desde aquí a Takusan Ediciones a editar otros títulos de Slipperjack.

19 de julio de 2008

Última esperanza

(publicado en VVAA, Microscopios Eróticos, Ediciones de la Univ. De Salamanca, 2006), en: Microrrelato I

Anna Rossell

No temas, no voy a hacerte nada, dijo el chico. La mujer palideció.

Adiós a la infancia, adiós

(publicado en VVAA, Microscopios Eróticos, Ediciones de la Univ. De Salamanca, 2006), en: Microrrelato I

Anna Rossell


Se habían descubierto una a otra una mañana de verano cuando Marga, como todos los años, pasaba parte de las vacaciones estivales en la casa de campo de sus abuelos. Estaba allí, agazapada e inmóvil entre la maraña de hierba que rodeaba la alberca, mirándola con ojos fijos. Marga recordaba vivamente aquel momento: había permanecido un buen rato a su lado, en silencio, y sólo transcurrido un tiempo se había atrevido a aproximarse, lentamente. Con inmensa cautela acercó su mano izquierda hasta tocarla y palpó con dedos temblorosos su piel húmeda. Estaba fría. El leve estremecimiento de aquel cuerpo le cambió la vida para siempre. Entonces la besó, y perdió al instante su inocencia cuando comprobó que la rana no se había transformado en príncipe. A pesar de la pata herida, la vio desaparecer de un enorme brinco por detrás de la tapia.

Intimidad

(publicado en VVAA, Microscopios Eróticos, Ediciones de la Univ. De Salamanca, 2006), en: Microrrelato I

Anna Rossell

Un escalofrío recorrió su cuerpo, como cada vez que, de nuevo, percibía su presencia y su voz le susurraba al oído las palabras que siempre habían provocado en ella aquel sentimiento de lenta e imparable excitación. Después sobrevenía el vértigo abismal al que ambos se entregaban y que ella sabía conducir con la impúdica decisión de su preciso tacto hasta perder el control y la noción del tiempo. Ahora era él quien estudiaba atento cada estremecimiento apenas imperceptible cuando su mano acariciaba la yerma calidez debajo de la sábana. Sentía aquel leve erizamiento del vello, que el primer día había creído pura imaginación. Desde que había adquirido la certeza acudía regularmente a la cita. Con la respiración aún agitada se incorporó, exhausto, y salió antes de que la enfermera entrara para la inspección rutinaria y les sorprendiera. Era su secreto desde el día en que él se había negado a aceptar el estado de coma profundo en que la había sumido el trágico accidente.

Vida de mort

Anna Rossell
(publicada en El Clavell. Revista de Cultura, núm. 1, primer trimestre, 1997, p. 2)


Acariciaves l’ombra de l’abisme
de límits nuvolosos
i amb un bes profund
de terra buida
avui l’has abastat.

Abraçada amorosa de tenebra,
t’has fos amb l’amant que desitjaves,
anhel obert de temps etern,
melangia d’un món en clau de tu.

Era aquest el secret que tu guardaves,
malalt de vida per besar la mort?
Infinita tendresa empresonada,
has deslliurat els lligams d’aquell dolor?

La teva mà ha llevat la reixa que el tancava;
closa, no hi creixia la llavor,
la vida no neixia de la vida.
Només has regat flors després de mort.

(Anna Rossell, Octubre, 1991. Del poemari La veu per companya)

18 de julio de 2008

Anna Rossell, V.V.A.A., Diccionario de personajes históricos y de ficción en la literatura alemana

V. V. A. A., Diccionario de personajes históricos y de ficción en la literatura alemana. Coordinadora Eva Parra Membrives, Verbum, Madrid, 2001 (449 págs.)

Por Anna Rossell


Sin duda todo aquél que se interese por la literatura -sea éste crítico literario, profesor, estudiante o devoto lector- celebrará con creces la publicación de este diccionario. Los profesionales, estudiosos y aficionados a las bellas letras conocemos la enorme utilidad de los libros de consulta que nos permiten recabar datos y orientarnos en el vasto universo literario.

Las literaturas producidas en los ámbitos culturales más próximos disponen ya desde hace tiempo de indispensables y reconocidas obras de referencia a las que todos recurrimos. Las épocas, corrientes o escuelas literarias, los motivos o temas, los autores o los títulos de las obras son los criterios que han guiado casi siempre la concepción de estas enciclopedias o diccionarios de las literaturas occidentales. El criterio a partir de los personajes de ficción es sin embargo completamente inusual.

En este sentido el Diccionario de personajes históricos y de ficción en la literatura alemana constituye una original y útil aportación que facilita la consulta a través de una nueva vía y que permite hacerse una idea cabal de cada una de las obras literarias cuyos personajes define. Las entradas que recoge no se limitan a los protagonistas. Al incluir la descripción de varias figuras del mismo libro el Diccionario ofrece al usuario una interpretación matizada y rica de la obra completa ya que aborda la trama desde el análisis de los diferentes personajes. Sin tratarse de una obra ambiciosa cumple destacar que, al centrarse en la literatura en lengua alemana -y no sólo en la literatura de Alemania, como la ambigüedad del título podría sugerir-, ofrece a los lectores en lengua española un compendio informativo sobre aquellas literaturas centroeuropeas que han tenido mayor repercusión e influencia en las letras y la cultura universales de occidente. Los amantes de la cultura en general y los filólogos en particular pueden congratularse por este Diccionario que, al tratarse del primero producido en nuestro país de estas características, constituye una herramienta utilísima, hasta ahora inexistente, para todos aquellos que no tienen acceso a obras de consulta publicadas en lengua alemana. Su utilidad para ellos es tanto mayor cuanto que el Diccionario no se limita únicamente a obras literarias traducidas al español, sino que recoge también textos inéditos en esta lengua.

El Diccionario es el fruto del trabajo de un equipo de una veintena de especialistas en las literaturas en lengua alemana, germanistas profesores e investigadores de diferentes universidades españolas. Muy acertada resulta, por su sentido práctico, la ordenación de las setecientas entradas de los personajes que reúne según un criterio estrictamente alfabético. Asimismo es muy eficaz para la consulta de los datos la decisión de hacer valer un criterio flexible -la ordenación por el nombre, el apellido o el sobrenombre de los personajes en función de su denominación más conocida. Loable es también la intención de abarcar lo más significativo de entre los autores y de las obras de todos los tiempos: desde los primeros testimonios literarios medievales hasta los años ochenta. Sin embargo salta a la vista que el propósito resulta demasiado ambicioso para las setecientas entradas que registra. Por la misma razón este trabajo adolece de falta de equilibrio en cuanto a la selección de los autores y las obras que recoge, que no reflejan con coherencia el peso específico de cada cual en el correspondiente canon literario: habida cuenta del discreto volumen del Diccionario no están justificados algunos de los registros ni la flagrante ausencia de otros. Esta es probablemente su mayor flaqueza que urge corregir en una segunda edición.

No cabe duda de que merece la pena retomar esta iniciativa y aprovechar este esfuerzo como punto de partida para construir, a partir de él, un diccionario cada vez más completo que corrija progresivamente los vacíos y desequilibrios del primero. La urgencia y la utilidad de un proyecto de estas características concebido en lengua española salta a la vista por el enorme alcance que supone más allá de las fronteras de nuestro país.

Mientras tanto, no deja de ser una ventaja el manejable formato de este Diccionario cuyas proporciones, con sus cuatrocientas cuarenta y nueve páginas, permiten calificarlo de libro de bolsillo que, en todos los aspectos, ha sido concebido –como todos los originales diccionarios de la editorial Verbum- para facilitar su uso en la práctica. A ello contribuyen también los tres índices que contiene –de autores, de obras con los títulos originales alemanes y de obras con los títulos traducidos al español- así como la marca con un asterisco de todos aquellos nombres que remiten a otra entrada reseñada en el Diccionario. El libro no incluye ninguna explicación referida a los criterios que se han seguido para las referencias que se hacen entre corchetes a continuación de las respectivas entradas, un aspecto que sería conveniente subsanar y completar añadiendo los datos relativos a la traducción –o a su ausencia- de las obras al español. Algún pequeño error de detalle deja traslucir la injustificada humildad de la coordinadora y coautora de este trabajo, Eva Parra, que suscribe sólo la coordinación y no se incluye entre los autores que son veinte, y no diecinueve como consta en la relación inicial.
A todos mis más sinceras felicitaciones.

(En: FORUM página web de la Associació de Germanistes de Catalunya)

Mi viaje a Togo, de Anna Rossell

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Sobrecubierta del libro Mi viaje a Togo
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pág. 11 del libro
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per Albert Calls*
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El Quadern d'Albert Calls MI VIAJE A TOGO, d'ANNA ROSSELL
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Mi viaje a Togo, d'Anna Rossell, amb il·lustracions de Pilar Millán, Editorial Montflorit, Barcelona, 2006.
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Són temps aquests en els quals es torna a valorar l'escriptura dietarista, de diaris personals que aportin nous punts de vista sobre la realitat fragmentària i multiforme que ens toca de viure. Això és degut, en part, a l'increment dels anomenats blogs a la xarxa digital, en part també perquè l'actual vida accelerada fomenta una necessitat de saber de tot i alhora un rebuig a l'excedent d'informació repetitiva que ens endollen cada dia, ens agradi o no, amb totes les maneres possibles de fer-ho. Mi viaje a Togo és una d'aquelles obres que es mereixen un espai de reflexió perquè s'hi nota la voluntat de transmetre experiències que han canviat la vida de la seva autora, encara que sigui des de la transversalitat de l'ànima. L'ha escrit Anna Rossell, maresmenca vinculada a la cultura, que va fer un viatge a l'Àfrica occidental l'abril de 2004, que és la base d'aquest diari de caire literari. D'altra banda, un dels puntals d'aquest volum publicat per Editorial Montflorit és, sens dubte, la vida gràfica en paral·lel que li atorguen les il·lustracions de Pilar Millán. El lector hi trobarà petits moments robats amb paraules i imatges a un altre món que és molt diferent del nostre, tant que ens atrau conèixer-lo i saber que existeix. Més que un llibre, Mi viaje a Togo és una petita capsa de paraules carregada d'històries que volen arribar a l'ànima i que ho aconsegueixen. Una lectura en uns temps en què és difícil trobar llibres que no vulguin ser comercials, sinó solament sincers i ben escrits.
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posted by albertcallsxart 7:09 PM 0 comments
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24 de octubre de 2010
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por Felipe Sérvulo
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No hay duda que por mucho que avance la técnica nada puede sustituir el placer que se experimenta al tocar un libro bien editado.Abrir sus páginas, recorrer la tipografía, notar el tacto sedoso de la cubierta, oler su tinta… Y si además, el libro tiene unas buenas ilustraciones, podemos expresar aquí lo típico en estos casos: "miel sobre hojuelas". Por cierto, un día hablaremos de esas expresiones que han evolucionado desde su origen para hacerse frases hechas, Y es que "miel sobre hojuelas" es un típico dulce manchego, cuya base, no podía ser de otra forma, es la miel que se mezcla con cazalla, harina y huevos. Esta especialidad culinaria ha derivado en una dulce expresión que cuando se cita, es para expresar que todo va bien. Ojalá, pues, tengamos muchas oportunidades de decirla, eso significará que todo marcha perfectamente.
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Divago: quería hablaros de un libro: Mi viaje a Togo de Anna Rossell. Editorial Montflorit, Barcelona. Anna es, además de poeta, doctorada en Filología Alemana. Profesora de literatura alemana en el Departamento de Filología Inglesa y Germanística de la Universidad Autónoma de Barcelona hasta diciembre de 2009.
Conocí a Anna en la blogosfera, lo que demuestra, a los detractores de Internet, que, usado con mesura y cierto talento, es una herramienta inmejorable para contactar con personas interesantes de gustos afines. Rápidamente al comprobar la calidad de sus escritos, la invité a asistir a las tertulias de El Laberinto de Ariadna. Anna asiste cuando buenamente se lo permiten sus múltiples ocupaciones profesionales y literarias, pero siempre que viene nos deja la impronta de su cálida humanidad y sencillez.
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Sigo divagando: quería hablaros de su libro, no de Anna, aunque sea lo mismo, ya que la autora, para expresarlo coloquialmente, es "auténtica". Es de esas "escribidoras" (¡oh, Vargas Llosa!) que no ponen una letra supérflua en sus creaciones. Sus escritos son como su piel, sus cabellos o sus ojos. Esa impresión me dio cuando leí su poemario La ferida en la paraula: "I, com cada any, / torno al país / blanc de cega llum / de blaus de mar / de cel i verds / i gris, frescos matolls / i pins de cabellera pentinada / i llarga, empolsegats pel vent, / festival de colors / per seduir els sentis, / miratge per l' esperit."
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Concluyo a mi pesar y apenas he hablado de Mi viaje a Togo. Decir que es un relato de viajes es poco, donde la autora, con una prosa sencilla, amena y directa, nos hace partícipes de las emociones que experimenta desde la inmediatez y la emoción al recorrer ese país. Por si no fuera suficiente, está ilustrado con acuarelas de la artista Pilar Millán, excelentes y dificilísimas en su aparente sencillez y la edición es un auténtico lujo, que hacen de este libro un objeto casi erótico. Con libros así estamos salvados. Ellos florecen, señalan el camino y nos iluminan.
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Texto: ©Felipe Sérvulo
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CÓMO ADQUIRIR MIS LIBROS
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1) Librería Altaïr, de BARCELONA: Gran Vía de les Corts Catalanes, 616 (entre C./ Balmes y Rbla. de Cataluña), 08007 Barcelona, Tel. (34) 933427171, Fax (34) 933427178, Horario de lunes a sábado: 10:00 - 20:30 h, Correo-e: http://www.altair.es/.
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2) Librería Laie, de BARCELONA, C./ Pau Clarís, 85, Tel. 933181739
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3) Librería Library (Lili), de EL MASNOU (BARCELONA) (pasaje delante del quiosco de prensa, ante la estación de Ocata)
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4) Librería Altaïr, de MADRID: C./ Gaztambide, 31 (entre C./ Alberto Aguilera y Princesa), 28015 Madrid, Tel. 915435300, Fax 915443498, Correo-e: altair.m@altair.es
Horario de lunes a viernes: 10:00-14:00 h i 16:30-20:30 h, sábado: 10:30-14-30 h
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5) Librería Primado, de VALENCIA, Avda. Primado Reig, 102, Tel. 963616064 (Miguel Morata)
Correo-e: libreriaprimado@hotmail.com
libreriaprimado.blogspot.com

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6) Librería Céfiro, de SEVILLA, C./ Virgen de los Buenos Libros, 1, 41002 SEVILLA, Tel. y Fax: 954 215 883, Correo-e: cefiro@cefiro-libros.com (Luis)
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7) Librería La Fuga, de SEVILLA, C./ Conde de Torrejón, 4 (al final de la C./ Amor de Dios), Alameda de Hércules, 41003 SEVILLA, Tel.: 954 382 340, Correo-e: lafuga@nodo50.org (Luis)
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8) Editorial ACEN, de CASTELLÓN: www.acencs.org
Correo-E: info@acencs.org
Tel.: 662606550
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9) Librería Argot, de CASTELLÓN, C./ San Vicente, 16, 12002 Castelló de la Plana,
Tel.: 964 250 498, Fax: 964 240 368, Correo-e: argot@argot.es
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10) Envía un correo a la dirección annarossell@masnou.jazztel.es con tu nombre y tu domicilio postal. Lo recibirás en tu casa, previo el pago de su precio (más los correspondientes gastos de envío -España-) al número de cuenta:

Titular: Anna Rossell
Cuenta nº: 2100 1341 24 0200171951
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LISTA DE PRECIOS:

Mi viaje a Togo (Libro de viajes) 18,50 Euros

La ferida en la paraula (poemario) 12 Euros

Mondomwouwé (novela) 12 Euros

Quadern malià / Cuaderno de Malí (poemario) 12 Euros

Aquellos años grises (España 1951-1975) (novela) 14 Euros

La ilustración y el romanticismo como épocas literarias en contextos europeos está descatalogado. Si os interessa adquirirlo, poneros en contacto con Bernd Springer: bernd.springer@uab.cat

Para consultas Tel.: 647730405

Ilustración de Pilar Millán, del libro de Anna Rossell, Mi viaje a Togo

Pepe charlando con el arquitecto del Centro de Formación Profesional Don Bosco

Pilar Escriche, Presentación del libro de Anna Rossell, Mi viaje a Togo, Montflorit, Barcelona, 2006

Presentació del llibre Mi Viaje a Togo d’Anna Rossell
Premià de Mar, 2 abril 2006



Com a introducció informal i tot jugant amb els colors i amb la simbologia a la qual els associem, m’agradaria formar un joc de paraules a manera de títol per aquesta presentació. Jo l’anomenaria “Del negre al blanc passant per l’aigua”. L’Anna i en Manolo van viatjar del món occidental blanc a l’Àfrica negra i no al revés com s’interpretaria del meu títol; i de fet si mirem un atlas hi ha relativament poca aigua entre el nostre país i Togo si el comparem amb altres trajectes transoceànics. Perquè doncs dono aquest títol tan diferent a la realitat? La resposta se m’apareix molt visual i tangible: L’Anna va escriure les notes del seu diari de viatge en un quadern Moleskin negre (molt fàcil de trobar últimament a llibreries i relacionat amb l’art i la literatura) que al cap de dos anys s’ha convertit en un llibre extraordinàriament ben fet de color blanc immaculat, esquitxat d’ aquarel·les precioses de Pilar Millan. Per mi aquesta història de quadern i llibre, aquesta barreja de paraula i imatge, de color i aigua és en definitiva el llibre de l’Anna. Del negre al blanc, o al revés, d’una raça a l’altra, o de cap raça, d’un país potent, assecat i dur diluït en l’aigua humana i càlida d’una escriptora i d’una pintora. Aquest és el llibre que avui tinc el gust de presentar.

Apart d’aquest aspecte material que ha envoltat la creació del llibre i que us acabo de descriure d’una manera molt personal, hi ha una sèrie de qualitats que a mi personalment m’han fet valorar Mi Viaje a Togo. A banda de la intel·ligència i la subtilesa que he anat trobant en les observacions de l’Anna, m’ensopego constantment amb una altra virtut d’aquest llibre: l’autenticitat . I aquesta autenticitat jo la veig en tres cares diferents:
Sinceritat. L’Anna és sincera, no porta màscara. De fet està escrivint un diari, però podria, si volgués, no mostrar-se tal com és, embolicar-se, caure en el parany de les veritats que un escriptor imposa al lector quan el sap a les seves mans, expectant, crèdul. La distància entre l’Anna que conec com a persona i l’Anna que ha escrit Mi Viaje a Togo és mínima, per no dir inexistent. La segona vessant d’aquesta autenticitat de què us parlo és la veracitat. Ella ens explica les seves veritats, petites, però que arriben. I mireu que costa explicar veritats i no sonar idòlatra. I en tercer lloc hi trobo una gran dosi de calidesa, el seu relat de viatge me’l sento molt proper i molt humà, sento l’Anna a cau d’orella, a vegades amb ironia (p.99, tallar caps-tribu de Ghana; 85 en Manolo saltant), sempre amb frescor i incondicionalitat.
Fins aquí seria com he vist el llibre com objecte i el que jo he vist de l’Anna en el llibre.


Ara hi ha dues idees que he recollit de la introducció de l’Anna al seu llibre i que m’agradaria extreure i examinar. En primer lloc hi trobo la idea de MIRADA i en segon lloc la idea de VIATGE.
Jo crec fermament que les idees de viatge i mirada no existeixen una sense l’altra.
Un viatge sorgeix d’una mirada, entesa com una manera de mirar el món i les coses i una predisposició a interpretar i esperar del nou context d’una forma més o menys oberta. A la vegada un viatge crea noves mirades, a voltes les modifica pel camí i no poques vegades desfà les que el precedien. El que diferencia un ser humà de l’altre, un artista de l’altre és la manera personal de mirar i veure, i en tot viatge, un cop superada l’objectivitat de les dades antropològiques que el complementen, s’imposa la mirada subjectiva del viatger.
També crec que la mirada pot independitzar-se del subjecte que l’emet, vull dir que sense adonar-nos-en la mirada pot anar pel seu compte. I d’aquí la seva riquesa. Una mirada pot ser transitòria i lleugera, lenta i contemplativa, vulnerable a l’oblit, eternitzada amb una imatge fotogràfica, volàtil com l’aire. Nosaltres, els subjectes, en canvi ens definim dins del nostre cos tancat. Una ma serà sempre nostra, una mirada pot volar i desaparèixer. Perquè la mirada pertany tan a aquell que mira com a aquell que és contemplat o al paisatge que se sent dibuixat i desdibuixat a pesar seu. Què ha fet l’Anna? Aquestes mirades tan independents i quasi autosuficients, les ha intentat fixar en un relat de viatge (just dos mesos després d’emprendre’l) i ens ha tramés, m’imagino, només una minúscula part de la seva gran contemplació. De fet no va ser fins el sisè dia que no varen fer la primera fotografia. “Yo, por mi parte, hago fotos de todo el banco, por grupos sin olvidar a nadie. No paro hasta que se me acaba el carrete. Espero que salgan bien. No estoy acostumbrada a los contraluces ni a graduar la iluminación para cuerpos de color negro. Sería una verdadera lástima que se perdieran”(p.64) És potser la mirada blanca d’una occidental que contempla el tercer món amb paternalisme i indulgència? No ho crec. No ho crec en absolut, més que res perquè en el seu relat també hi intueixo la mirada dels seus personatges: la d’en Maurice, la de la Marie, la de la Françoise, en Paco, Xec.... Clarament les mirades del seu viatge no són unidireccionals. A ella també l’han vist i l’han vist des del negre i des del blanc. Quin camp visual deuen tenir aquella gent, com la Marie i en Boniface en el seu poblat, on els habitacles “no tenen porta ni cortina que protegeixi la intimitat de les mirades de l’exterior” (p.110)? Doncs bé allà tot és obert, tot es veu, no hi ha amagatalls.
L’Anna ens avisa des del començament que es tracta d’una mirada personal, una mica idealitzada del que va veure i sentir a Togo; també una mirada ignorant, innocent. En tot cas és una mirada múltiple; fet que queda reflectit al final del llibre amb la il·lustració de Pilar Millan: una vista fragmentada del paisatge de Togo des de les finestretes de l’avió abans que s’enlairés. Personalment jo no havia captat la imatge fins que l’Anna m’ho va explicar. Em pensava que les petites aquarel·les representaven les gotes d’aigua de pluja amb què l’Anna acaba el seu llibre. Aquesta doble percepció ara la veig com un fet totalment revelador: tant les gotes d’aigua que fan el paisatge verd que jo hi havia vist, com les finestretes que fragmenten el paisatge que ha pintat l’artista, totes dues són Togo, són vàlides les dues. Com veus Anna aquí hi troben una altra mirada: els lectors tenim a vegades aquest privilegi.


La segona idea que m’ha agradat tractar és la idea de viatge. No m’hi voldria estendre massa perquè el viatge com a recorregut vital personal és una de les metàfores més comunes en la literatura i està sobradament estudiada i comentada. Tant en els exemples més clàssics com l’ Odissea, L’Ase d’Or d’Apuleius, com en relats posteriors de quaderns de viatge de milers d’exploradors, aventurers, com en les històries de road movies i de rodamons contemporanis, com en les aventures dels descobridors del nostre temps quan queda ben poca terra incognita per descobrir en el nostre planeta, l’home marxa de casa a la recerca d’algun ideal o objectiu, segueix un camí en el qual trobarà obstacles, gent diversa, pors i plaers i al final d’aquest trajecte torna a la llar, més o menys transformat, fet més o menys home/dona del que era quan va deixar el lloc d’origen. El viatge com a procés de transformació personal ha servit de leitmotiv de molts relats. I aquells relats en què el viatge real i metafòric és compartit per l’escriptor i el lector; potser no amb igual intensitat però sí en l’experimentació d’un corrent subtil de sentiments i pensaments, són els relats que perduren. El viatjar de dins cap a fora i de fora cap a dins a vegades és contagiós.
Tot i així, no sempre es dóna aquesta transformació interna (ratllant la revelació). Probablement el canvi s’hagués produït d’igual manera sense moure’s de lloc. Però el que sí està clar és que l’autèntic viatger, a diferència del turista convencional, se sent tocat, vull dir, capes més profundes que l’epidermis s’alteren, i s’alteren a un nivell sovint difícil de descriure, sovint difícil de compartir. Aquesta sensibilitat nascuda del contacte amb l’Altre durant un viatge pot mantenir-se en silenci o expressar-se en veu alta i en paper com en el cas de Togo i l’Anna. M’atreviria a dir que tots ens hem sentit una mica tocats després de llegir el seu llibre.
Dubto que l’Anna hagi experimentat una gran transformació i hagi tornat a casa com “Master of Two Worlds” com descrivien els britànics el canvi sofert pels grans viatgers i exploradors de l’imperi durant els segles XVIII i la segona meitat del segle XIX. Potser el que l’Anna ens comunica és que se li han afinat els sentits, no només els del gust, l’olor, la visió, sinó tots aquells sentits que portem adormits tot vivint com vivint en espais anodins en les nostres ciutats. Potser afinant els sentits i la curiositat podrem millorar la nostra percepció del món i fer petits canvis substancials.

Una altre aspecte del viatge a Togo de l’Anna i en Manolo és que es tracta veritablement d’un viatge en l’espai i en el temps. En l’espai perquè els nostres amics amb prou feines tenen cap informació fiable del país (recordem els hotels que no eren hotels de tres estrelles ni molt menys, viatge de Lomé a Kara, p.123). Totalment desconegut: races, cultura, economia,... I simultàniament és un viatge en els temps, com a mínim per en Manolo, que no havia vist els seu amic Paco des de feia 47 anys. Són molts anys!! Tots aquests anys sense veure una persona representen un viatge més aviat cap al descobriment que al coneixement o reconeixement. L’Anna mateixa ens comenta que una relació com la d’en Manolo i en Paco significa començar de nou, sense romanticisme ni idealització (p.76). De fet també és un viatge cap a l’amistat i la reflexió que fa en Paco un dia al final de l’oració col·lectiva de la nit (p.91) n’és un exemple. A banda d’això, a l’Anna li dóna la sensació que el temps s’ha aturat a Togo, que el ritme accelerat de la nostra societat ha tapat els valors realment fonamentals de la existència humana (p.97) i que en aquell país africà encara es poden trobar. El seu viatge és ,per tant, un viatge cap els valors primordials, a la essència humana, un viatge ontològic: qui som i quin és el nostre lloc en el món.

Per acabar....L’escriptor, poeta i filòsof Rafael Argullol en el seu article “Lo peor es el hombre que sólo mira y juzga” (La Vanguardia, 18-01-2002) fa una reflexió sobre el concepte de mal i sobre les diverses categories d’homes. En quant al concepte de mal, Argullol critica els homes espectadores que en el gran espectacle de la vida, només s’asseuen a les grades i jutgen. Argullol inclou aquest jutjar i les calumnies dos elements en el seu catàleg de mal moral. Afortunadament aquesta actitud correspon a una àrea obscura dins el comportament humà, és un exemple de la dualitat humana: home-bèstia i per tant només una part del tot. En quan a les diverses categories d’homes, Argullol creu que cultivant la capacitat d’entendre les coses des de múltiples perspectives, els homes són capaços de resistir. Argullol defensa que no hi ha allò que s’anomenen “verdades únicas.” sinó que hi ha multiplicitat de realitats, ja que no podem només simplificar i veure les coses en blanc i negre. Ens diu que existeix una relació dialèctica entre les diverses categories d’homes que ell classifica en tres grups: “las hienas, las almas muertas y tercera categoria”:

-¿Y la tercera categoría?
-Es alguien que se va construyendo día a día, que tiene iluminaciones de su propio pasado que respeta cosas que no le gustan nada. Gente que casi siempre está en un viaje de ida, lo que me parece sustancial, sobre todo en una sociedad que se destaca por estar de vuelta sin haber ido nunca.
(...) Hay que tener la retina y el cerebro abiertos a la curiosidad. Y desde el punto de vista espiritual, buscar, como si fuéramos una frase de la cual se nos ha dado la mitad del significado.
(La Vanguardia, 18/01/02)

L’Anna comenta en la seva introducció que un viatge de veritat no acaba amb el dia en què tornem a casa. El temps i la distància que ens separa de les vivències és el que realment ens empeny a digerir-les i a reviure lo viscut i en certa manera a estar suspesos en interrogants que ens inciten a tornar-hi. L’Anna no ens fa a un inventari del bé i del mal a Togo, però sí que ens parla de justícia i de delit, de barreres infranquejables i de coses que no li agraden gens, com d’altres que la fascinen. Volem saber més d’aquest país africà que es diu Togo, al menys jo. És aquí on llegeixo l’esperit del filòsof: l’Anna és una d’aquestes persones que no ve de volta, ella encara hi està anant, i hi va amb curiositat i amb la retina molt oberta i amb ganes de sentir-se com una frase que està a mig acabar.

Albert Calls, Recensión del libro de Anna Rossell, Mi viaje a Togo, Montflorit, Barcelona, 2006

El Quadern d'Albert Calls

'MI VIAJE A TOGO', d'ANNA ROSSELL
Mi viaje a Togo,d'Anna Rossell, amb il·lustracions de Pilar MillánEditorial Montflorit

Són temps aquests en els quals es torna a valorar l'escriptura dietarista, de diaris personals que aportin nous punts de vista sobre la realitat fragmentària i multiforme que ens toca de viure. Això és degut, en part, a l'increment dels anomenats blogs a la xarxa digital, en part també perquè l'actual vida accelerada fomenta una necessitat de saber de tot i alhora un rebuig a l'excedent d'informació repetitiva que ens endollen cada dia, ens agradi o no, amb totes les maneres possibles de fer-ho. Mi viaje a Togo és una d'aquelles obres que es mereixen un espai de reflexió perquè s'hi nota la voluntat de transmetre experiències que han canviat la vida de la seva autora, encara que sigui des de la transversalitat de l'ànima. L'ha escrit Anna Rossell, maresmenca vinculada a la cultura, que va fer un viatge a l'Àfrica occidental l'abril de 2004, que és la base d'aquest diari de caire literari. D'altra banda, un dels puntals d'aquest volum publicat per Editorial Montflorit és, sens dubte, la vida gràfica en paral·lel que li atorguen les il·lustracions de Pilar Millán. El lector hi trobarà petits moments robats amb paraules i imatges a un altre món que és molt diferent del nostre, tant que ens atrau conèixer-lo i saber que existeix. Més que un llibre, Mi viaje a Togo és una petita capsa de paraules carregada d'històries que volen arribar a l'ànima i que ho aconsegueixen. Una lectura en uns temps en què és difícil trobar llibres que no vulguin ser comercials, sinó solament sincers i ben escrits.
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Anna Rossell, Presentación del libro de Birago Diop, Cuentos del Sahel

PRESENTACIÓN DEL LIBRO

Birago Diop, Cuentos del Sahel,
trad. de Laura-Remei Martínez-Buitrago, Prefacio de Léopold Sédar Senghor, Takusan Ediciones (Colección Horizonte), Barcelona, 2006

Título original: Les nouveaux contes d’Amadou Koumba, ed. Présence africaine, Paris, 1958
(Viernes, 1 de diciembre de 2006)

por Anna Rossell

Debo agradecer a mi amigo Sidi Seck, de Takusan Ediciones, la oportunidad que me ha brindado de presentar este libro, en primer lugar porque me honra celebrar con él y con todos ustedes la primera traducción al español de un autor que cumple conocer y cuya forzada y clamorosa ausencia de los anaqueles de nuestras librerías y bibliotecas ha sido -hasta ahora- verdaderamente lamentable. Que yo sepa sólo existe, desde el año 2003, un libro con la rúbrica de este autor, traducido al catalán, que publicó la editorial Maikalili bajo el título de Contes de la sabana africana. Debemos congratularnos pues por tener el privilegio de asistir al acto que nos da la oportunidad de conocer a este autor en español, del que esperamos se siga a partir de ahora la traducción de toda su obra, que, no por discreta en número, es menos merecedora de ser difundida entre nosotros.

Y puesto que Birago Diop era aquí hasta ahora un nombre prácticamente desconocido, empezaré mi presentación dedicando unas palabras a su persona, a modo de introducción, y pasaré luego a referirme concretamente al libro que nos ocupa.

Birago Diop nació en Dacar –Senegal- el año 1906 en el seno de una familia de la etnia wolof y murió en 1989. Estudió veterinaria en Toulouse y ejerció su profesión en diversos países de África occidental: en Sudán, Costa de Marfil, Alto Volta, Mauritania y Senegal. En los años sesenta, cuando Senegal obtuvo la independencia, se dedicó a la diplomacia y fue embajador en Túnez. Se asoció al movimiento de la negritud –movimiento que se inició ya en los años 30 a partir de artistas africanos residentes en Europa y que tuvo como objetivo luchar contra la colonización cultural, reivindicando la recuperación de lo auténticamente africano- y conoció a su principal impulsor Léopold Sédar Senghor. La escritura de Diop es de expresión francesa y reivindica la literatura africana tradicional, lo cual se refleja en su trabajo como recopilador de cuentos de transmisión oral, aunque no sólo en tanto que recopilador-escritor de cuentos. Su obra, si bien no es muy numerosa, tiene la peculiaridad de haber cristalizado en registros literarios tan diversos como el cuento, la fábula, la poesía, el teatro y las memorias; éstas últimas forman cinco volúmenes, que por las características que reúne su autor -personaje cultivado, observador, sensible y buen escritor, que ejerció su profesión como veterinario y como diplomático en cinco países de África occidental-, son de especial interés desde el punto de vista de diversas disciplinas.

Muy especialmente me ha impresionado de él un poema que me gustaría leerles aquí, como una pequeña muestra -muy pequeña- de la calidad que alcanza Diop, también como poeta. Si bien la traducción, y mucho más tratándose de poesía, acostumbra a ser sólo un pálido reflejo del original, espero hacerles llegar con estos versos una intuición de la musicalidad, del ritmo, de algunos juegos lingüísticos, de algunas de las connotaciones inherentes a las palabras francesas que él elige sopesadamente, de la profundidad del sentimiento, del sentido convencimiento que las impulsa y de lo que dice y nos sabe transmitir sin obstáculo alguno desde la esencia más medular de su africanidad a la esencia más íntima de nuestra europeidad, la de nuestros románticos y nuestros filósofos panteístas.

Para hacerse una idea cabal de lo que acabo de decir recomiendo encarecidamente que visiten ustedes la página web dedicada al autor que se encuentra fácilmente con el buscador google y en la que, si lo desean, podrán escuchar la impresionante voz del propio autor recitando este mismo poema en la lengua original. Entender o no el francés es, en este caso, lo de menos.

La traducción que leeré ahora es mía, pero he partido de una versión de Verónica Pereyra, que se encuentra en esta página web. Dice así:

El aliento (Título original: Les souffles)

Escucha mucho más
Las cosas que a los seres,
La voz del fuego se oye,
Oye la voz del agua,
Escucha en el viento el sollozo del zarzal:
Es el aliento de los ancestros.

Los muertos nunca se fueron:
Están en la sombra que clarea
Y en la sombra más oscura,
Los muertos no están bajo tierra:
Están en el árbol que se estremece,
Están en la madera que cruje,
Están en el agua que fluye,
Están en el agua que duerme,
Están en la choza, están en la gente:
Los muertos no están muertos.

Escucha mucho más
Las cosas que a los seres,
La voz del fuego se oye,
Oye la voz del agua,
Escucha en el viento
El sollozo del zarzal:
Es el aliento de los ancestros muertos,
Que no se han ido,
Que no están bajo tierra,
Que no están muertos.

Los muertos nunca se fueron:
Están en el seno de la mujer,
Están en el niño que llora
Y en el ascua que se aviva:
Los muertos no están bajo tierra,
Están en el fuego que se extingue,
Están en el hierbal que llora,
Están en el peñón que gime,
Están en el bosque, están en la morada,
Los muertos no están muertos.

Escucha mucho más
Las cosas que a los seres,
La voz del fuego se oye,
Oye la voz del agua,
Escucha en el viento
El sollozo del zarzal,
Es el aliento de los ancestros.

Él renueva cada día el pacto,
El gran pacto que une,
Que une para siempre nuestra suerte
A los actos de alientos más fuertes,
A la suerte de nuestros muertos, que no están muertos,
Oneroso pacto que nos une a la vida,
La onerosa ley que nos une a los actos
De los alientos que se mueren
En la cama y en las orillas del río,
Los alientos que se mueven
En el peñón que gime y en el hierbal que llora.

Los alientos que moran
En el juego claroscuro de la sombra,
En el árbol que se agita, en la madera que cruje,
Y en el agua que fluye y en el agua que duerme,
Los alientos más fuertes, que transportan
El aliento de los muertos, que no están muertos,
Los muertos, que no se han ido,
Los muertos, que ya no están bajo tierra.

Escucha mucho más
Las cosas que a los seres,
La voz del fuego se oye,
Oye la voz del agua,
Escucha en el viento
El sollozo del zarzal,
Es el aliento de los ancestros.

http://neveu01.chez-alice.fr/birasouf.htm


Les souffles (versión original)

Ecoute plus souvent
Les choses que les êtres
La voix du feu s’entend,
Entends la voix de l’eau.
Ecoute dans le vent le buisson en sanglots:
C’est le souffle des ancêtres.

Ceux qui sont morts ne sont jamais partis:
Ils sont dans l’ombre qui s’éclaire
Et dans l’ombre qui s’épaissit.
Les morts ne sont pas sous la terre:
Ils sont dans l’arbre qui frémit,
Ils sont dans le bois qui gémit,
Ils sont dans l’eau qui coule,
Ils sont dans l’eau qui dort,
Ils sont dans la case, ils sont dans la foule:

Ecoute plus souvent
Les choses que les êtres
La voix du feu s’entend,
Entends la voix de l’eau.
Ecoute dans le vent
Le buisson en sanglots:
C’est le souffle des ancêtres morts,
Qui ne sont pas partis
Qui ne sont pas sous la terre
Qui ne sont pas morts.

Ceux qui sont morts ne sont jamais partis:
Ils sont dans le sein de la femme,
Ils sont dans l’enfant qui vagit
Et dans le tison qui s’enflamme.
Les morts ne sont pas sous la terre:
Ils sont dans le feu qui s’éteint,
Ils sont dans les herbes qui pleurent,
Ils sont dans le rocher qui geint,
Ils sont dans la forêt, ils sont dans la demeure,
Les morts ne sont pas morts.

Ecoute plus souvent
Les choses que les êtres
La voix du feu s’entend,
Entends la voix de l’eau.
Ecoute dans le vent
Le buisson en sanglots,
C’est le souffle des ancêtres.

Il redit chaque jour le pacte,
Le grand pacte qui lie,
Qui lie à la loi notre sort
Aux actes des souffles plus forts,
Le sort de nos morts qui ne sont pas morts,
Le lourd pacte qui nos lie à la vie.
La lourde loi qui nous lie aux actes
Des souffles qui se meurent
Dans le lit et sur les rives du fleuve,
Des souffles qui se meuvent
Dans le rocher qui geint et dans l’herbe qui pleure.

Des souffles qui demeurent
Dans l’ombre qui s’éclaire et s’épaissit,
Dans l’arbre qui frémit, dans le bois qui gémit
Et dans l’eau qui coule et dans l’eau qui dort,
Des souffles plus forts qui ont pris
Le souffle des morts qui ne sont pas morts,
Des morts qui ne sont pas partis,
Des morts qui ne sont plus sous la terre.

Ecoute plus souvent
Les choses que les êtres
La voix du feu s’entend,
Entend la voix de l’eau.
Le buisson en sanglots,
C’est le souffle des ancêtres.





Hasta aquí la breve introducción a la persona de Birago Diop. Me referiré ahora al libro concreto que presentamos esta noche:

Ya he aludido antes al autor como recopilador-escritor de cuentos de transmisión oral. Este volumen, Cuentos del Sahel, reúne un conjunto de fábulas y cuentos que no son exactamente originales de Diop, sino historias transmitidas oralmente a través de generaciones que Birago Diop escuchó de boca del griot Amadou, hijo de Koumba, a quien el autor considera su maestro. Si bien Diop se presenta como un mero traductor de las palabras de Amadou Koumba, Léopold Sédar Senghor afirma en el prefacio que ello debe de ser por modestia, porque –y cito a Sédar Senghor- “Diop no se contenta con una traducción literal palabra por palabra [...], los relatos del griot, él los ha repensado y escrito como artista negro y francés al mismo tiempo, sin olvidar que traduttore traditore.”

Así pues Diop no se limita simplemente a verter al francés lo que escucha en lengua wolof de Amadou Koumba, sino que aporta detalles de su propia cosecha, quita de aquí y pone allá y le da el toque estilístico personal que lleva el sello de la pluma de quien fija a través de su propia escritura una tradición ancestral.

Este libro, además del prefacio introductorio de Sédar Senghor, reúne en 152 páginas 13 fábulas y cuentos de una región de África occidental subsahariana denominada Sahel, un área geográfica que, limítrofe por el norte con el sur del Sáhara, se extiende horizontalmente de izquierda a derecha del continente africano –desde el Atlántico hasta el Nilo Blanco-, dibujando una franja bien delimitada, que implica Mauritania, Senegal, Mali, Guinea, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Camerún, Chad y Sudán y que históricamente es la cuna de algunos de los grandes imperios medievales africanos como el de Ghana o el de Mali. Esta recopilación de cuentos, ya en sí meritoria como pequeño homenaje a la oralidad y compendio de antiquísimas historias provenientes de una zona culturalmente bien delimitada, tiene además la virtud de estar escrita con una prosa fresca, fluida, simpática no exenta de humor que la hace apetecible al lector desde el principio hasta el final. Quien en sus páginas espere encontrar lejanías exóticas, planteamientos de problemáticas ajenas por incomprensibles o situaciones rayanas en los límites de su imaginación se verá profundamente defraudado (quien avisa no es traidor). Porque, en lugar de ello, se paseará por un mundo que, contrariamente y aun sin ser su propio mundo, le resultará extraordinariamente familiar: asistirá a las aventuras de personajes humanos –hombres, mujeres y niños- que conviven con Bouki-la-Hiena, Gayndé-el-León, Sègue-la-Pantera, Thile-el-Chacal, Leuk-la-Liebre, Nièye-el-Elefante, Bèye-la-Cabra, Thioye-el-Loro, N’Djougoupe-el-Murciélago o Golo-el-mono, se encontrará con sombras de estatuas que se transforman en hombres de la eterna juventud, árboles que hablan y dan consejos y galletas que conversan, luchan y se persiguen... Escuchará a personajes malos que, como en nuestras recopilaciones de los hermanos Grimm o de Andersen exclamarán “Aquí huele a carne humana”, se topará con quienes deben recibir merecido castigo por irse de la lengua, con maleducados que no saben guardar las formas a la mesa de un anfitrión e infringen las reglas de una urbanidad también muy nuestra y con madrastras que, como en la cenicienta, acabarán mal sus días por maltratar y explotar a su hijastra. Y sólo he hecho un brevísimo repaso de los contenidos. También desde el punto de vista formal se observa asombroso parecido con las fábulas más rancias de la tradición europea. Y es que cuanto más leemos y conocemos de literaturas culturalmente ubicadas en las geografías más lejanas, más nos vemos obligados a concluir que la naturaleza humana vierte en un crisol de materiales obligadamente comunes, por humanos, sus fantasías, sus deseos, sus mitos y sus utopías, y en ello precisamente estriba lo universal del material literario, al tiempo que hace de una literatura determinada un clásico universal. Y, a pesar de ello, con todo lo común, lo que nos resulta cercano y resuena a nuestros oídos como un eco, con todo lo parental y familiar, ¡cómo nos enriquecen los matices, cómo gozamos entonces de las diferencias, de lo que nos envuelve en un mundo a la vez conocido y sorprendente...!

Al igual que los nuestros europeos, estas fábulas y cuentos tienen la prerrogativa de apelar a la imaginación y a la inteligencia de mayores y pequeños, de jóvenes y no tan jóvenes; no van dirigidas a un público exclusivamente infantil. Al contrario, se trata de historias que, por la función educadora y de cohesión social que se proponen, invocan y convocan a toda la sociedad y hacen el deleite de cualquiera, incluso si uno, aprovechando sólo al mínimo las posibilidades del texto, las lee exclusivamente para sí. Y digo esto porque Birago Diop, seguramente siguiendo la tradición de la oralidad con que estas historias se han narrado durante siglos para el oído y la vista de los reunidos alrededor del griot, subraya con recursos formales la fuerza teatral que contienen y sugiere con naturalidad su puesta en escena: así cada una de estas narraciones invita a no ser simplemente narrada, sino a la interpretación, a los cambios de registro, de voces, de muecas y de gesticulación, a la metamorfosis camaleónica en los distintos personajes por parte del narrador que, de este modo, consigue atraer aún más la atención de su público y trasladarlo a su universo fantástico. Un buen abanico de recursos estilísticos facilita esta escenificación teatral de los textos, incluso en la versión ya más clásica para el público europeo de una supuesta puesta en escena con los correspondientes actos y papeles dramáticos: la increíble matización de caracteres en la rica palestra de personajes que despliegan, la estructura formal -en la mayoría de los casos bien diferenciada- que, exenta sin embargo de rigidez, permite desglosar el texto en una introducción, un desarrollo y una moraleja, y el reto que representa trasladar a un escenario el universo abstracto, fabuloso –mítico- que proponen. Y quiero subrayar aún otra cualidad -en este caso seguro que debida exclusivamente al genio y al ingenio personal de Birago Diop- y es la manera integradora con que el autor sabe dirigirse a la vez a un público africano-wolof y a uno europeo-francés (o, en su traducción, también al de cualquier otro idioma) jugando como lo hace con ambas lenguas -en las cancioncillas que constantemente van salpicando los textos por ejemplo-, haciéndolas convivir, traduciendo de una a la otra pero como si de una sola lengua se tratara, o bien ingeniándoselas para que, sin necesidad de la traducción –a través de la estrategia de la repetición- el lector o el oyente-espectador sea capaz de entender sin darse prácticamente ni cuenta de que le han cambiado el código.

No puedo sino felicitar, y felicitarme a mí como lectora- a Takusan Ediciones por brindarnos este regalo y en tan oportuno momento, ahora que se celebra el centenario del nacimiento de Birago Diop. Una editorial que, en su corta existencia, está dando sobradas y evidentes muestras de la vocación que tiene: llenar vacíos que claman al cielo, ofrecer a los lectores los tesoros que lo son por doble razón: por su calidad y porque no se encuentran, una editorial que contribuye con ello a la difusión de un conocimiento que representa un enorme enriquecimiento cultural y una indispensable plataforma para el diálogo entre las culturas. Como decía Juan Goytisolo al concluir la conferencia que dio el pasado martes en la Biblioteca de Cataluña con motivo de la presentación de otro libro Diàlegs sense fronteres, "en lo universal siempre hay que sumar, nunca, nunca restar".

Anna Rossell

(Viernes, 1 de diciembre de 2006)

Anna Rossell, Manifestaciones poéticas de la identidad en la literatura de autores neoalemanes: ¿A qué llamamos literatura intercultural?

Manifestaciones poéticas de la identidad en la literatura de autores neoalemanes:
¿ A qué llamamos literatura intercultural?


Anna ROSSELL

Universidad Autónoma de Barcelona
Departamento de Filología Inglesa y Germanística
annarossell@ya.com


RESUMEN
Como consecuencia de las migraciones y del exilio político la literatura en lengua alemana se ha visto enriquecida desde hace años por la producción poética de autores de estos colectivos que ha desencadenado una polémica en torno a su denominación. El artículo hace un repaso de la problemática e intenta analizar sus causas proponiendo un tratamiento más adecuado, al tiempo que estudia la cristalización de la identidad cultural en la literatura de Emine Sevgi Özdamar.

Palabras clave: Literatura intercultural, Literatura multicultural, Literatura y migración, Estudios culturales, Identidad cultural, Identidad nacional.

Poetical manifestations of identity on the literature of newgerman authors: What does intercultural literature mean?

ABSTRACT
As a consecuence of migration and political exile german literature has become richer since many years ago. Authors of these collectives write in german which has derived into a polemic about adequate terminology for this literature. The present article analyses the problematic and his causes, proposes a suitable treatment and studies the cristalisation of cultural identity on the basis of the literature of Emine Sevgi Özdamar.

Key words: Intercultural literature, Multicultural literature, Literature and migration, Cultural studies, Cultural identity, National identity.

SUMARIO: 1. La problemática de la terminología. 2. La biografía individual como lugar de ubicación cultural. 3. Literatura neoalemana como término provisional. 4. Cristalización poética neoalemana en la escritura de Emine Sevgi Özdamar.


1. La problemática de la terminología

Cuando a finales de los años 70, al calor de la estética de la recepción, empezaron a acuñarse los términos intercultural o multicultural para hacer referencia a una manera supuestamente novedosa de mirar y pensar las culturas humanas y sus relaciones algunos albergábamos la esperanza de que, finalmente, la reivindicación de trato igualitario que subyace a estos conceptos llamara al menos a la reflexión sobre la deformación que supone la actitud colonizadora y prepotente de unas culturas sobre otras y sirviera de corrector o como mínimo de paliativo a tal situación.
Desde entonces estos adjetivos –o sus correspondientes substantivos interculturalidad y multiculturalidad- se han puesto hasta tal punto de moda, que, en el ámbito de la actividad profesional en que nos movemos quienes trabajamos en la comunidad universitaria y hasta en otros de la vida cotidiana, no transcurre un solo día sin que nos topemos con la palabra en los contextos más diversos: Ahora sabemos que en Europa existe una sociedad multicultural, que como consecuencia de ello se produce una literatura intercultural, que la interpretación y la investigación literarias pueden y deben hacerse desde una perspectiva intercultural, que en la reforma de los planes de estudios universitarios conviene tener en cuenta el factor multicultural, que en las escuelas de enseñanza primaria hay que educar a los niños en la multiculturalidad, que el aprendizaje de lenguas extranjeras cuenta por fin con el método intercultural y hasta que hay una enseñanza intercultural de las civilizaciones y una comunicación intercultural. Para rematar y acabar de concienciarnos de la enorme trascendencia de esta súbita pluralidad mundial en este nuestro mundo, también súbitamente globalizado, asistimos a eventos como el Fòrum de les Cultures en Barcelona el año 2004. De repente el mundo adquiere conciencia de su pluralidad. ¿Es que no sabíamos antes que el mundo era plural?
Sucede con estos términos que hacemos uso constante de ellos, como si su significado fuera obvio, como si sobrara cualquier definición. Sin embargo a poco que afinemos nuestro olfato filológico nos damos cuenta de que, al utilizarlos, cada uno se refiere a cuestiones muy distintas –la variopinta gama de substantivos que estas palabras adjetivan es un indicio de ello- y entendemos que, con frecuencia, se han convertido en un comodín con el que se sazona a discreción el discurso social, político o metodológico para darle el deseado toque de supuesta última actualidad.

No quiero entrar en la discusión de la irresponsabilidad que supone la banalización lingüística, sobre todo cuando está en juego algo tan importante como las relaciones interpersonales, el respeto recíproco y el entendimiento entre todos los seres humanos. Este es un tema que nos llevaría por otros derroteros. Lo que aquí me interesa es reflexionar sobre la utilización más seria y ponderada de los conceptos multicultural e intercultural como adjetivos que se aplican a la producción literaria: ¿Qué se entiende por literatura intercultural?

Cuando a finales de los años setenta, con la aparición de una serie de publicaciones literarias en alemán de autores “no alemanes”, el tradicional mundo literario en lengua alemana empezó a tomar conciencia de que existía en los países que hablan y escriben este idioma una literatura propia producida por “extranjeros”, se sintió la necesidad de una denominación adecuada para aquel nuevo fenómeno. Desde este momento los estudiosos de estas literaturas y los propios autores implicados en ellas sugirieron diversas denominaciones para referirse a los textos de ficción de escritores de ascendencia no propiamente alemana arraigados en estos países: Gastarbeiterliteratur, Literatur der Gastarbeiter, Literatur der Betroffenheit, Migrantenliteratur, Emigrantenliteratur, Immigrantenliteratur, Migrationsliteratur im interkulturellen Kontext, Deutsche Literatur von aussen, Literatur von innen, Multikulturelle Literatur, Multinationale deutsche Literatur, Literatur in der multikulturellen Gesellschaft, Literatur nationaler Minderheiten, Brückenliteratur, Literatur in der Fremde, nicht nur deutsche Literatur, Ausländerliteratur, Grenzüberschreitende Literatur, Literatur von Autoren nicht-deutscher Herkunft, Literatur der zweiten Migrantengeneration, kleine Literatur (como una de las fünf deutschsprachige Literaturen), Interkulturelle Literatur etc. La larga lista de propuestas que desde entonces se ha ido haciendo, así como el malestar y las apasionadas discusiones que ha desencadenado, dan una idea de las reticencias y la dificultad que encierra el intento de encontrar un calificativo único que aluda a los múltiples aspectos que desea evocar.

Por un lado, ninguna de estas denominaciones cubre del todo la vasta realidad a la que pretende referirse, por lo que siempre se hiere la sensibilidad de uno u otro que no se siente completamente identificado con ellas. Por otro, la voluntad de etiquetar aparte a estos autores, que escriben en lengua alemana, se interpreta como un acto de segregación de éstos de la literatura en lengua alemana en general, que muchos ven confirmado en el hecho de que se haya constituido exclusivamente para ellos un premio literario, el Adalbert von Chamisso.


2. La biografía individual como lugar de ubicación cultural

En mi opinión, toda esta polémica oculta otra de mayor calado: ¿Qué entendemos por literatura alemana, por literatura española, catalana, vasca o gallega? ¿Existe una literatura bávara, renana, andaluza, extremeña o castellana? Naturalmente la pregunta está íntimamente relacionada con otra que aún nos complica más las cosas: ¿Dónde están los límites entre las culturas? ¿Cómo definirlas? ¿Era Manolo Vázquez Montalbán menos catalán por ser de ascendencia gallega, a pesar de haber nacido y crecido en el corazón de Barcelona y de publicar sobre todo en español y no en catalán? ¿Era por ello menos gallego? No se me ocurre que nadie polemizara hoy acerca del adjetivo toponímico más adecuado a la literatura de Kafka, de Fontane, de Chamisso, Nabokov, Ionesco o Conrad, por poner sólo ejemplos obvios. ¿Son ellos motivo de un apartado especial en las historias de la literatura?

Todo ello en definitiva nos obliga a reflexionar sobre los criterios a partir de los cuales clasificamos o conviene clasificar las literaturas. El conflicto se extrema cuando hablamos de literaturas nacionales según el país de procedencia del autor. ¿Qué es lo que determina esa procedencia? ¿El pasaporte? ¿El lugar de nacimiento? ¿Su lengua materna? ¿Su lengua de adopción? ¿La lengua que ha hecho suya y en la que se expresa literariamente? ¿Su cultura? Y, sobre todo, ¿cuál es su cultura?
Muchas de estas preguntas tienen fácil respuesta: Localizo inmediatamente mi número de pasaporte, sé cuál es mi lugar de nacimiento, también puedo responder sin excesivos titubeos a la cuestión acerca de mi lengua materna y, si es el caso, a la de cuál es mi lengua de adopción. Pero ¿mi cultura? ¿Alguien puede responder fácilmente a la pregunta de cuál es su cultura? Y a pesar de todo, es indudable que la literatura tiene mucho que ver con ella, con ella y con la lengua que la refleja, la transporta, la transmite y la renueva; porque lo que desde luego nadie duda es que la cultura tiene que ver con la vida, con el pasado y con el presente; con lo que heredamos y con lo que vivimos, con lo que fuimos, somos y devenimos; en resumen, con nuestra biografía personal; ella configura nuestra identidad y ésta es, por definición, estrictamente subjetiva e íntima. Por esto, cuando se le pregunta a un “extranjero” del país acerca de su identidad, acerca de cuál es la cultura que siente como más genuinamente suya, la reacción es de perplejidad, incertidumbre o hasta de indignación.[1]

En un artículo relacionado con el tema Harald Weinrich[2] hace referencia a una novela del escritor Akif Pirinçci, nacido en Alemania de padres turcos y educado en este país, y se pregunta qué queda de turco en su libro. Yüksel Pazarkaya[3] le da la razón cuando, por su parte, asegura que el protagonista no tiene de turco más que el nombre. Sin embargo, el alegato, implícito en ambos, en favor de la consideración de esta literatura sencillamente como literatura alemana, pone en evidencia que ambos manejan una idea preconcebida de qué es alemán y qué es turco. Probablemente sea imposible a corto plazo liberarnos de nuestra enfermiza y generalizada propensión a dividir los infinitos matices de la experiencia, las creencias y el conocimiento humanos en parcelas bien delimitadas y acotadas. Estamos demasiado hechos a la obsesión compulsiva de dar rienda suelta a nuestro imaginario de prejuicios –que siempre se nutren de la ignorancia-, en cuanto avistamos a un interlocutor cualquiera, por la simple razón de su aspecto externo, de su género, de su sexo o su procedencia geográfica, aun cuando no sepamos siquiera ubicar en el mapa este lugar de procedencia. Quizá algún día nos acerquemos a la utopía de que las relaciones humanas se basen en el conocimiento mutuo y no en los prejuicios. Y mientras tanto, ¿qué hacemos?

La conocida afirmación de Wilhelm von Humboldt “die wahre Heimat ist eigentlich die Sprache” ("la verdadera patria es, en realidad, la lengua"), que hace suya todo aquél que ha vivido la amarga experiencia del extrañamiento y del exilio, nos facilita mucho la respuesta: si la verdadera patria está en la lengua, entonces la literatura de estos autores es literatura alemana o, al menos, literatura en lengua alemana -deutschsprachige Literatur- sin más. Muy probablemente el profesor y escritor Carmine Chiellino, de origen italiano, que utiliza el italiano y el alemán como lenguas literarias, no comparta del todo la opinión de Humboldt: En una entrevista al diario Berliner Morgenpost, Chiellino afirmaba refiriéndose al alemán como lengua de expresión: “Es ist eine Sprache, die eigentlich nur die deutsche Kultur in sich trägt. Nachdem ich gut Deutsch gelernt hatte, musste ich feststellen, dass ich in dieser Sprache nicht vorhanden war. Man redete nicht wirklich mit mir, sondern über mich”.[4] Sin embargo Chiellino hace esta afirmación utilizando la forma verbal del pasado y además añade a continuación “Inzwischen sehe ich aber, dass die deutsche Sprache sich für Minderheiten öffnet”. Supongo que el hecho de que él mismo utilice también el alemán como lengua de creación poética, no siendo su lengua materna, es la prueba más contundente de que está en lo cierto con esta última observación.

Y es que la antigua y eterna discusión acerca de si es la lengua la que determina el pensamiento humano o, si, a la inversa, es el pensamiento humano el que condiciona la lengua, y por lo tanto también la cultura, siempre será eterna, porque pensamiento y lengua, lengua y pensamiento, conviven en íntima relación dialéctica. A la pregunta del entrevistador “Verändert diese literarische Bewegung die deutsche Sprache?” responde el propio Chiellino: “Ja, zum ersten Mal wird die deutsche Sprache Trägerin von Erfahrungen, Erinnerungen, Geschichten, die nicht der deutschen Geschichte angehören, die von auswärts kommen”. En lo esencial comparto esta opinión; disiento sólo en la afirmación que las experiencias y los recuerdos de estos escritores no forman parte de la historia alemana. Con independencia de las historias, de las experiencias y de las impresiones que nos cuenten estos autores, sus narraciones, sus poesías, sus ensayos y su teatro ya son parte de la historia alemana (y no sólo de la historia en lengua alemana), del mismo modo que la experiencia alemana y en lengua alemana constituye una parte esencial de la historia personal de cada uno de ellos.


3. Literatura neoalemana como término provisional

En toda la polémica acerca de la denominación de esta literatura me parece irrelevante, o al menos de importancia secundaria, si su contenido, los temas de que trata, transmiten una imagen cálida o crítica de Alemania, si se desprende de ellos un conflicto de identidad del protagonista o no. A pesar del evidente y justificado interés que pueda suscitar el estudio de dichos aspectos literarios, no es éste, a mi entender, un criterio que deba afectar la denominación genérica de la literatura: Aunque a menudo se detecten algunos rasgos temáticos comunes en algunos de estos autores (como por ejemplo metáforas que cifran el desgarramiento personal y la pérdida de la identidad), los temas de interés y la experiencia desde la que éstos se abordan difieren en función de la individualidad de cada uno, como sucede con todos los autores del mundo. Quizá la denominación de Literatura de autores neoalemanes o Literatura neoalemana podría reflejar esta realidad personal y literaria sin herir tantas susceptibilidades. Aunque es obvio que, en cualquier caso, el término está destinado a una muy pronta desaparición, pues la necesidad que se tenga de una denominación específica perdurará sólo los pocos años que aún subsista vivo el recuerdo de la procedencia “extranjera” de sus autores.

De esta relación dialéctica entre lengua -esto es, entre cultura e historia- y pensamiento a la que me refiero da magnífico testimonio la evolución histórica de cualquier lengua; la lengua nos muestra su constante transformación en función de los cambios cotidianos que experimenta el colectivo de individuos que se sirven de ella para comunicarse. La necesidad de los historiadores de la lengua de acuñar conceptos tales como préstamo lingüístico y sus variantes Lehnwort, Lehnprägung o Lehnübersetzung ilustra lo que quiero decir. ¿Quién piensa hoy de las palabras españolas aceite, gandul, zanahoria, bellota, azúcar o tarifa que una vez fueron árabes? ¿Que limosna, bodega o tío proceden del griego, como la propia palabra palabra? ¿Que camisa, carro o cerveza eran vocablos célticos? ¿Que blanco, rico, guardar, falda o ropa proceden de lenguas germánicas? ¿Que peseta, clavel, faena, papel o esmalte son de origen catalán? Cabría seguir y seguir con tantas otras herencias adquiridas de tantas otras lenguas: del vasco, del provenzal, del francés, del italiano, de lenguas indígenas del continente americano, anglicismos, gitanismos, etc. Sólo los eruditos interesados en estos fenómenos y los historiadores de la lengua lo saben, sí ellos lo saben, pero ¿las sienten como palabras extranjeras? Está claro que no. La historia es por definición un constante devenir, se escribe día a día, la escribimos día a día con nuestra vida y nuestra actividad. Y si la literatura tiene que ver con la vida, ésta refleja de un modo u otro nuestra historia, nuestra identidad y nuestros problemas de identidad.


4. Cristalización poética neoalemana en la escritura de Emine Sevgi Özdamar

La escritura de la autora neoalemana Emine Sevgi Özdamar ilustra de un modo especialmente plástico la plural naturaleza de los materiales que conforman el conglomerado de nuestra cultura y es a su vez un claro ejemplo de cómo la lengua alemana es “portadora de experiencias, recuerdos e historias” –por decirlo con las palabras ya citadas del propio Chiellino-, que, a pesar de venir “de fuera”, forman parte del presente alemán y de la historia alemana, en tanto que es precisamente esta lengua la que acoge estas experiencias y estos recuerdos y en tanto que incide en primera línea en quienes acceden a esta lengua de comunicación literaria.

Emine Sevgi Özdamar, nacida en 1946 en Malatya, el Kurdistán turco, viaja por razones personales a la República Federal a los diecinueve años. En Berlín vivirá y trabajará de 1965 a 1967. Persiguiendo su sueño de dedicarse al teatro regresa a Turquía. Estudia de 1967 a 1970 en la Escuela de Arte Dramático de Estambul. Tras el golpe de estado en Turquía dice sentirse “desgraciada en mi lengua” y afirma, refiriéndose a la lengua turca, que “las palabras están enfermas”. Es entonces cuando vuelve a la República Federal con la intención de conocer a fondo el teatro de Brecht. A partir de este momento se instala en este país. Trabaja con Benno Besson, Mathias Langhoff y Claus Peymann, ejerce de actriz en la Volksbühne de Berlín-Este, en París y en Avignon, y empieza su carrera literaria en 1982 con una obra de teatro, Karagöz in Alamania, que se estrenará en el Schauspielhaus de Frankfurt am Main bajo su propia dirección.
Si bien al principio de su carrera literaria se sirve de la lengua turca, pronto adopta la alemana y se da a conocer precisamente con las novelas que escribe en alemán.

Los títulos de sus dos grandes novelas ya me parecen sintomáticos:
La primera, publicada en 1992, Das Leben ist eine Karawanserei. Hat zwei Türen. Aus einer kam ich rein. Aus der anderen ging ich raus[5], recoge en la metáfora del caravasar un concepto de la vida que refleja muy de cerca aquella idea del conglomerado cultural que constituye nuestra identidad en el continuo fluir y confluir unos con otros al que antes me refería: El caravasar, como posada que acoge caravanas viajeras, nos remite a la idea de la vida como lugar provisional donde coinciden por un tiempo breve viajeros procedentes de todas partes, que pronto emprenderán de nuevo su camino en direcciones distintas. El caravasar, como parada y fonda que es de viajeros, evoca la doble condición que tiene la vida de todo ser humano como lugar de encuentro y lugar extranjero (extraño) a la vez, y las dos puertas distintas -una de entrada, otra de salida- dan cuenta de las transformaciones que sufre el bagaje de cada uno de nosotros por nuestra convivencia con otras gentes en el caravasar.
La segunda novela, publicada en 1998, Die Brücke vom Goldenen Horn[6], transporta en su título otra metáfora esclarecedora: El puente del Cuerno de Oro de Estambul, que comunica las partes oriental y occidental de la ciudad, como nexo que permite el encuentro y el transvase bidireccional entre oriente y occidente.

En mis reflexiones sobre las manifestaciones de la identidad en la literatura de Emine Sevgi Özdamar quiero centrar mi atención en la primera de sus novelas Das Leben ist eine Karawanserei, porque es en este texto donde creo que mejor se manifiesta la cristalización de diversas fuentes culturales en una única personalidad identitaria:

Podría considerarse esta obra como una novela de formación, un Bildungsroman interrumpido, porque la novela no muestra el desarrollo de la vida de la protagonista desde la infancia hasta la madurez, sino que nos hace testigos de su trayectoria desde su nacimiento hasta que llega a su primera juventud, cuando decide dejar su país y marcharse a Alemania. El libro termina precisamente cuando, sentada en el tren que la transporta a este país, la vida de la protagonista parece estar a punto de iniciar una nueva andadura.

Para empezar, llama la atención que una novela narrada en primera persona y que glosa un periplo crucial de la vida de la protagonista -desde las primeras impresiones desde el vientre de la madre hasta los dieciocho o diecinueve años- no se sirva de la lengua turca, sino de la alemana. Alemania no tiene en este libro ni tan siquiera un papel secundario; únicamente se menciona en las diez últimas páginas de las casi cuatrocientas que tiene la novela. El lector es introducido en la Turquía de los años 50 por la voz narradora de la niña y acompaña a este personaje, durante su infancia y su crecimiento, sumergido en aquel ambiente; es testigo de los avatares de una familia kurdo-turca en su progresivo empobrecimiento como consecuencia de la inestabilidad política y económica del país y peregrina con ella en busca de un trabajo cuando el padre pierde su empleo de Estambul.
La protagonista, que hace en la novela un recorrido paralelo al de la propia biografía de Sevgi Özdamar, es un claro trasunto de la autora: ¿No hubiera resultado más natural y apropiado escribir en turco? Ella ha afirmado que escribió el libro porque quería hacer revivir a quienes había perdido cuando abandonó su tierra natal. Emine Sevgi Özdamar tiene pues una fuerte relación emocional con los personajes y los lugares que convoca. Sin embargo, escribe en alemán.

¿Cómo se las arregla Sevgi Özdamar para narrar con éxito los diecinueve años kurdo-turcos de su vida en la lengua alemana? Estoy convencida de que lo consigue porque -como dice Humboldt en aquella famosa frase- para ella “die wahre Heimat ist die Sprache”, concretamente “die [deutsche] Sprache”. En sus manos la lengua alemana se convierte en material maleable, que moldea a discreción según sus necesidades, de modo que, cuando en la lengua alemana no existe la expresión adecuada, ella se las ingenia para educarla; pudiera decirse que enseña a la lengua alemana a expresar cosas que hasta entonces no había expresado.
La novela está preñada de frases hechas, refranes y dichos populares que la autora traduce sencillamente de manera literal al alemán: Una manifestación de buenos deseos hacia el interlocutor puede convertirse por ejemplo en un “Allah soll euch Gemütlichkeit geben” (p. 26), un personaje masculino al contemplar las olas del mar comenta: “Das Meer ist wie eine Frau. Wann sie hochkommt, wann sie sich zurückzieht, weiß man nie” (p. 15) , la abuela conmina a la niña para que se duerma del siguiente modo: “Komm, schlaf, wenn du nicht schläfst, wird die Nacht auch nicht schlafen und weckt ihre Geister” (p. 16), Mustafa, el padre, dice a su mujer para aplacar las sospechas de infidelidad hacia ella: “Schau, ich küsse den Koran, wenn ich lüge, soll Allah mir meinen Mund schief machen” (p. 30). Sumida en el relajamiento y la somnolencia de unas horas de asueto en los baños públicos, la tía de la muchacha exclama: “Heute klauen wir dem Schicksalsengel einen Tag” (p. 51 ); refiriéndose a las eternas penalidades con las que siempre tiene que bregar la gente humilde, el padre comenta: “Wie scharf die Zwiebel ist, weiß nicht der, der sie ißt, sondern der, der sie schneidet” o también: “Ach, die Welt ist eine Mühle, aus uns macht sie am Ende Mehl” (p. 77). Y en este mismo contexto, al expresar Mustafa su deseo de conseguir dinero prestado de hombres ricos, la abuela y el padre sostienen un pulso a base de dichos populares. Dice la abuela:

Mustafa, große Männer geben auch große Backpfeifen. Mustafa sagte: Bei denen gibt es Geld wie Sand am Meer. Ayse sagte: Im Topf von Fremden kann man nicht kochen. Mustafa sagte: Bevor das Feuer das Dach erreicht, muß ich Hilfe holen. Ayse sagte: Mit dem Seil der Reichen kann man nicht den Brunnen runterklettern. Mustafa sagte: Wer ins Meer fällt und nicht schwimmen kann, muß die Schlange umarmen. Großmutter sagte: Das Geld der Reichen macht die Zunge der Armen nur müde. Mustafa sagte: Die Reichen werden ihr vieles Geld nicht mit ihrem Sarg in die andere Welt mitnehmen. Ich gehe Geld borgen […] (pp. 77-78).

La abuela reprende las malas compañías de la nieta diciendo: “Wer mit Blinden schläft, wird schielend aufstehen” (p. 147). No es necesario que siga para que se entienda lo que quiero decir. Así se va tejiendo la novela hasta el final.

Es interesante destacar que la autora contraviene constantemente y por principio las normas más elementales de cualquier manual de estudiante de primer curso de traducción, cuando vierte al alemán, de manera literal, todas estas máximas y consejos populares. Cualquier traductólogo aconsejaría despegarse de la letra y buscar lo que se denomina el correspondiente cultural en la lengua de llegada. Sin embargo, uno de los grandes atractivos que tiene la novela es precisamente que la autora convierte estos dichos turcos en propiamente alemanes y brinda al lector su acervo cultural personal; esto es: sus pensamientos en su lengua –la alemana- o al menos en una lengua que ha hecho suya. Aquí se manifiesta su historia y su cultura personal, ésta es su identidad. Significativamente, el lector tampoco tiene ningún problema de comprensión; hasta tal punto es universal este lenguaje metafórico[7].

En ocasiones Özdamar echa mano de otros trucos, tales como el de hacer convivir la lengua alemana con la turca eligiendo el contexto de tal modo que de él se desprenda el significado de lo que se dice en turco, o bien explica el término parafraseando a renglón seguido lo que quiere decir a modo de comentario aclaratorio o traduce la expresión a la otra lengua, poniendo su equivalente entre paréntesis, cuando es estrictamente necesario:
Así, cuando la niña regresa a Estambul, a la casa de sus padres, después de pasar las vacaciones con sus tíos, que viven en Anatolia, se produce una discusión entre la madre y la niña en los siguientes términos:

Sprich nicht so, du mußt wieder istanbultürkisch, sauberes Türkisch sprechen […]. Wenn du so anatolisch sprichst, werden alle zu dir Bauer sagen […]. Ich machte wieder meine Arme auf, sagte: Mutter-Anacugum. Meine Mutter sagte: Sag: Annecigim! Nicht Anacugum. Ich sagte: Anacugum. Mutter sagte: Annecigim, ich sagte: Anacugum. Mutter sagte: Annecigim, ich sagte Anacugum […] zwischen uns diese Dialektmauer, setzten wir uns auf den Boden. Meine Mutter weinte […]: In der Schule werden sie dir das Leben wie einen engen Schuh anziehen (p. 53).

O bien, cuando la abuela enseña a rezar a la niña y empieza con la palabra ritual “Bismillâhirahmanirrahim” (p. 55) su larga oración en árabe, una lengua que la pequeña no entiende. No será hasta tres páginas más adelante que la voz narradora de la protagonista aclara: “Dann habe ich im Buch geguckt, was Bismillâhrirahmanirrahim heißt: Im Namen Gottes, oder im Namen Allahs, der schützt und vergibt” (p. 58). O la otra variante: “Meine Großmutter sagte: ‘Mustafa, mein Sohn, mach doch fünfmal am Tag Richtung Mekka Namaz (Gebet)’” (p. 77), y a partir de este momento integra gradualmente la palabra turca cada vez más en el discurso; así por ejemplo cuando en la página siguiente escribe “Namaz” uniendo la palabra turca y la alemana con un guión: “Um Namaz-Gebet[8] zu machen, mußte man sich zuerst waschen und Bismillâhmanirrahim sagen” (p. 78) y da por concluido el proceso de integración escribiendo en adelante sólo “Namaz” cuando quiere referirse al rezo.

Al español que lea esta novela en su original alemán le esperan además momentos doblemente gratificantes que, por añadidura, tienen la ventaja de plasmar el grado de complejidad que alcanza cualquier tejido cultural: ¿Qué español no reconocería como suyo el tratamiento vocativo cariñoso de “luz de mis ojos”, “alma mía” o “hija mía” en expresiones como “Mein Augenlicht” (p. 61) o “Weine nicht, meine Seele” (p. 105), o cuando un tendero se dirige a la protagonista diciendo: “Zucker ist alle, meine Tochter” (p. 186)? ¿Quién no descubriría la entrañable palabra “calabobos” detrás del comentario de la madre cuando, al referirse a la fina e insistente lluvia que les está calando hasta los huesos, aclara: “Dieser Regen heißt: Der den Dummen naßmacht” (p. 138).

Los ejemplos desde luego no pueden en modo alguno substituir la lectura de una novela, cuyo atractivo va mucho más allá de los aspectos a los que acabo de referirme. Merece la pena sumergirse en ella y dejarse llevar por la voz de la narradora que con imparcialidad de una cronista nos permite viajar en alemán por diversos paisajes geográficos y sociológicos de Turquía.
Si el número de aficionados a la literatura no fuera por desgracia tan escaso, muy probablemente más de uno de estos refranes populares pronto estarían en boca de la gente de la calle y formaría parte del más rancio refranero alemán.

En una entrevista al diario Berliner Morgenpost[9] Emine Sevgi Özdamar declaraba: “Bei Heimat denke ich zuerst an Freunde und nicht an Länder”. Desde luego esto es seguro: Detrás de la última identidad de Özdamar hay una historia de amistad, hay amigos, hay la experiencia de una sociedad amable. Porque, cuando no la hay, la lengua, de modo semejante a un arma de una fuerza de ocupación, se convierte en instrumento de agresión y de rechazo, como bien dice Franco Biondi:

Ein In-Frage-Stellen der Sprache als Instanz der Mehrheit hat mich immer mehr in der Auffassung bestärkt, daß die Fremde nicht so sehr in dem Menschen wohnt, der aus der Fremde kommt; primär wohnt sie in der Sprache selbst […] aufgrund der Tatsache, daß sie [die Wörter] durch die Mächtigen jeder Gesellschaft und durch die herrschende Meinung besetzt werden […], indem bestimmte Bedeutungen hineingezwungen und andere hinausgedrängt werden”.[10]


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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[1] Remito al lector al artículo de Kelletat, A. F., “Wie deutsch ist die deutsche Literatur”, Jahrbuch Deutsch als Fremdsprache 21 (1995), 37-60.
[2] Weinrich, H., “Gastarbeiterliteratur in der Bundesrepublik Deutschland”, LiLi, Gastarbeiterliteratur, 16 (1986).
[3] Pazarkaya, Y., “Türkiye, Mutterland – Almanya, Bitterland… Das Phänomen der türkischen Migration als Thema der Literatur”, H. Kreuzer, P. Seibert (eds.), Zeitschrift für Literaturwissenschaft und Literatur (LiLi) 56 (1984).
[4] Berliner Morgenpost, edición del 3 – 5 – 2000.
[5] Özdamar, E. S., Das Leben ist eine Karawanserei. Hat zwei Türen. Aus einer kam ich rein. Aus der anderen ging ich raus, Köln: Kiepenheuer & Witsch 1994. Las citas de la novela hacen referencia a esta edición alemana.
Edición española: La vida es un caravasar, trad. de Miguel Sáenz, Madrid: Alfaguara 1996. También con el título La vida es un caravasar: tiene dos puertas, por una entré, por la otra salí, Barcelona: Círculo de Lectores 1996.
Edición catalana: La vida és un caravaserrall, trad. de Ramon Monton Lara, Barcelona: Proa 2003.



[6] Özdamar, E. S., Die Brücke vom Goldenen Horn, Köln: Kipenheuer & Witch 1998.
Edición española: El puente del Cuerno de Oro, trad. Miguel Sáenz, Madrid: Alfaguara 2000.
Edición catalana: El pont del corn d’or, trad. de Ramon Monton Lara, Barcelona: Proa 2000.
[7] En este contexto remito al lector al artículo de Benjamin, W., “Die Aufgabe des Übersetzers”, que reflexiona sobre la naturaleza de las lenguas y sobre la dicotomía ‘traducción libre’ vs. ‘traducción literal’. Citando a Rudolf Pannwitz, que en opinión de Benjamin ha hecho una de las mejores aportaciones a la teoría de la literatura que se han publicado en Alemania, escribe: “’unsre übertragungen auch die besten gehn von einem falschen grundsatz aus sie wollen das indische griechische englische verdeutschen anstatt das deutsche zu verindischen vergriechischen verenglischen. Sie haben eine viel bedeutendere ehrfurcht vor den eignen sprachgebräuchen als vor dem geiste des fremden werks ... der grundsätzliche irrtum des übertragenden ist dass er den zufälligen stand der eignen sprache festgält anstatt sie durch die fremde sprache gewaltig bewegen zu lassen. Er muss zumal wenn er aus einer sehr fernen sprache überträgt auf die letzten elemente der sprache selbst wo wort bild ton in eins geht zurück dringen er muss seine sprache durch die fremde erweitern und vertiefen man hat keinen begriff in welchem masze das möglich ist bis zu welchem grade jede sprache sich verwandeln kann [...].” Y más adelante afirma el mismo Benjamin: “Wo der Text unmittelbar, ohne vermittelnden Sinn, in seiner Wörtlichkeit der wahren Sprache, der Wahrheit oder der Lehre angehört, ist er übersetzbar schlechthin.”, Walter Benjamin. Gesammelte Schriften, IV. I, Frankfurt a. M.: Tillman Rexroth, Suhrkamp 1981, 20 y 21 respectivamente.

[8] La negrita de las citas es mía.
[9] En el suplemento cultural del 17-09-1998.
[10] “Krechel, R. / Reeg, U. (eds.), Franco Biondi, München : Iudicium 1989, 17.

(En: Revista de Filología Alemana, RdFA, Vol. 15, 2007)