25 de agosto de 2013

CORRESPONDENCIA XEC MARQUÈS - ANNA ROSSELL

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CARTA DEL TEÒLEG I SALESIA XEC MARQUÈS A ANNA ROSSELL (24-08-2013) /
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CARTA DEL TEÓLOGO Y SALESIANO XEC MARQUÈS A ANNA ROSSELL (24-08-2013)
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Al original catalán sigue su traducción al español
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Aquesta carta fa referencia a una conferència de la monja benedictina Teresa Forcades, el text de la qual copio a continuació de la carta original -en català- d'en Xec Marquès.
 

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Xec Marquès explicant el seu projecte de Conakry a alumnes de l'escola salesiana de Sant Boi del Llobregat (març 2013) / Xec Marquès explicando su proyecto de Conakry a alumnos/as de la escuela de San Baudilio de Llobregat (marzo, 2013)
 

Conakry, 24 d'agost 13

Benvolguda i estimada:
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24 d’agost és la festa de Sant Bartomeu, és la festa de Ferreries, la darrera de les festes de cavalls i de bulla que es fan a la petit illa de Menorca. Pels de Ciutadella és com unes festes de Sant Joan, però en petit. Què hi farem, així som en la petita illa!
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Del que he escoltat de la Teresa en el “link” que em vas enviar, en trec una primera reflexió sobra la llibertat. La Forcades no l’esmenta explícitament. Però trobo que en el seu argument la llibertat és un fonament essencial. La llibertat del que decideix el que és més enllà de la genètica i de la fisiologia (la qüestió del matrimoni entre persones del mateix sexe). Llibertat d’una societat que construeix els models de valors i de comportaments propis a les categories de masculinitat i de feminitat (la qüestió de l’ordenació sacerdotal).
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La llibertat és associada a un altre concepte, que és el de la maduresa. Entenc en la seva reflexió que la maduresa és lligada al l’esdeveniment d’una decisió davant una mena de crida que ve de dins (la decisió del que jo sóc) o que ve de fora (el que Déu vol de mi).
Això dóna una resposta a qüestions d’actualitat com el matrimoni entre persones del mateix sexe o l’ordenació de dones al ministeri sacerdotal.
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Quant a la primera, la Teresa entén que més enllà del que diu el sexe fisiològic (sóc mascle o sóc femella) la persona pot acollir una mena de pulsió (no en el sentit freudià, sinó més profund i menys “pulsional”) o de veu que li diu la seva capacitat d’estimar, i d’estimar com s’estima en el matrimoni, es desplega estimant un altre del seu gènere.
L’exemple que dóna del vell Nicodem (evangeli de Joan), al que Jesús convida a néixer de nou, i no de la mare sinó de l’esperit, il·lustra molt bé aquesta visió de la llibertat.
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Vàries vegades m’has parlat del teu escepticisme respecte a la capacitat de llibertat de la persona. I és veritat que estem condicionats a tots els nivells de la nostra subjectivitat.
Les qüestions abordades per la monja de Montserrat i la seva antropologia teològica ens fan veure que aquesta llibertat no és absoluta per l’absència de condicionaments, sinó per la capacitat de la persona i d’una societat de fer-se i refer-se a partir de noves expressions de valors (l’amor, la justícia, la solidaritat, l’ecologia....), que semblaven ahir impossibles.
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Xec
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TEXTO DE LA CONFERENCIA DE LA MONJA BENEDICTINA TERESA FORCADES, AL QUE HACE REFERENCIA ESTA CARTA:
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TEOLOGÍA FEMINISTA / TEOLOGÍA DE LA IGUALDAD
por Teresa Forcades

Al mismo tiempo que la historia de dificultad continuada está la historia del renacer también continuado y siempre nuevo de esa capacidad de oponerse a la injusticia, en este caso la injusticia que hace referencia a lo que una mujer puede o no puede hacer simplemente en función de su sexo. Eso sería lo que el feminismo más básico reivindica, que las personas puedan orientarse en su vida de una forma que responda a sus talentos y a la comprensión personal que tienen de ellos, y que no deban ceñirse a unas expectativas externas que en nombre de Dios, de la sociedad, de la naturaleza, de la ley, de la conveniencia política, económica, social, de lo que sea, pero algo externo, que no sea desde ese molde externo, que se determine a las personas. Que esa determinación externa de lo que una persona puede o no puede hacer va en contra de lo que llamamos la libertad que nos da Dios de a cada uno pedirle que, siempre en diálogo –esta sería la compresión de la antropología teológica- con una propuesta que hace Dios a cada persona, y a cada persona se la hace en un lenguaje propio, personal y distintivo, ahí exista siempre esa respuesta libre de la persona para poder actualizar o no esa propuesta de Dios. Y las estructuras eclesiales y también sociales, deberían ser las ideales, deberían ser las que conducen a esa posibilidad de diálogo libre entre Dios y la persona que quiere escuchar esta inspiración de Dios. Y mi tesis inicial es: desde que ha habido sociedades que  llamamos ahora patriarcales, es decir, sociedades que han dicho que por el hecho de ser mujer le está vedada a una persona la representatividad litúrgica o la representatividad en los órganos de toma de decisión política de su sociedad o en cualquier otro de los ámbitos del ejercicio profesional o del saber, desde que han existido estas sociedades, han existido personas que han dicho “yo con esto no estoy de acuerdo”. Y además creo que esto lo podemos argumentar teológicamente; es decir, apelando a la voluntad de Dios, a la revelación de Dios, a lo que Dios nos cuenta sobre lo que debemos hacer las personas cuando nos reunimos en sociedad y cuando nos pensamos como proyecto vital, pues quien hace eso, quien articula la teología desde esa conciencia se le puede llamar con razón teólogo o teóloga feminista.
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Mi tesis, mi libro, mi estudio avala lo que se ha dado en llamar “feminismo de la igualdad”. El “feminismo de la igualdad” sería esa noción del feminismo que parte de la presuposición de que lo que llamamos femenino y masculino, feminidad y masculinidad, son constructos o son conceptos construidos culturalmente y que no tienen nada transcultural y que por tanto las diferentes culturas los construyen como les conviene -y quizá yo ahora estoy aportando una clave del por qué los construyen como los construyen-, y que, por tanto, nos dirá el feminismo de la igualdad, que, en el momento en que queramos construirlo de forma distinta, podemos hacerlo porque es lo que hemos estado haciendo a lo largo de toda la historia. Podríamos estar de acuerdo con el “feminismo de la diferencia” en cuanto al punto de partida de las personas, como si –y ahora voy a recoger nociones que nos vienen de autores contemporáneos- como por ejemplo Jacques Lacan, este psicoanalista, que nos habla de una fase –en general los psicólogos consideran esta fase y la psicología profunda lo hace de forma más explícita- una fase de subjetivación infantil y en esa fase de subjetivación infantil el referente para hacer eso es la figura materna y en esa fase de subjetivación infantil, ahí sí, el género es fundamental y el niño y la niña se conciben, no de forma cultural, sino –en la medida en que esto que les estoy diciendo sea verdad-  tendríamos el referente materno respecto al cual o eres como la mamá o no. Creo que la antropología teológica y el feminismo de la igualdad nos vienen a ayudar ahí para entender o para abrirnos a la posibilidad que nuestra maduración personal tenga o contemple necesariamente un punto de cesura. Jesús en el Evangelio de Juan, en el capítulo tercero, cuando habla con Nicodemo, le intenta decir a Nicodemo que se debe nacer de nuevo, y Nicodemo dice “Ah, volvemos a la mamá”, “No, a la mamá, no, ya estamos con la mamá de pequeños, pero ahora es otro nacimiento, es desnacer del agua y del espíritu, que nos atrevamos a pensarnos como adultos con un referente que es Dios, que está más allá del sexo y del género, que no es ni masculino ni femenino, que es otra cosa, que es amor y libertad absolutos y no dice que nos ha hecho como concreciones en el espacio y en el tiempo del amor y la libertad absolutos de Dios, y en este proceso tendríamos a un ser humano que, entonces sí, es pieza única, como les decía, es original y por tanto no se deja clasificar, no ya en función del género, claro que no, pero es que en función de nada. Todas las clasificaciones desaparecen en esa etapa donde la persona es capaz de plantearse un horizonte vital único, un horizonte vital de singularidad, personal e irreductible. Las relaciones íntimas son, desde el punto de vista teológico, relaciones de gratuidad, y por eso es que alguna vez he hablado de esta fundamentación antropológica como de algo que nos podía ayudar a fundamentar  también en el cristianismo la posibilidad del matrimonio homosexual bendecido por la Iglesia, puesto que si la complementariedad masculino-femenino la entendemos como aquello que da carácter sacramental al sacramento del matrimonio, entonces ¿cómo puede ser ese sacramento sacramento de lo único que se puede ser sacramento, que es el amor de Dios? El amor de Dios es el amor trinitario de comunión, es el amor de reciprocidad -la palabra técnica para hablar de él es pericoresis- y la pericoresis tiene algo muy bonito en su etimología porque esta palabra peri, pues es como en periferia, “alrededor de”, pero coreo, que es la otra parte de esta palabra técnica trinitaria pericoresis, viene de la raíz griega igual que la palabra coreografía, que es para el ballet, coreo quiere decir espacio, entonces pericoresis quiere decir que el amor trinitario se concibe a sí mismo como si yo amo a Silvia, yo hago espacio –peri- alrededor de Silvia, le doy lugar, le doy espacio, esto es una noción del amor que es la contraria a la de “yo me la como, yo me quiero meter dentro de ella”. El amor tiene en su raíz un espacio de gratuidad, rotura de la cadena causal. Tú no puedes racionalizar el amor.    

Teresa Forcades, monja de la orden de San Benito

Texto transcrito por Anna Rossell del vídeo:
http://www.youtube.com/watch?v=eNpLs9n2PD0
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Esta carta hace referencia a una conferencia de la monja benedictina Teresa Forcades, que está copiado a continuación del original de la carta en catalán de Xec Marquès.
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CARTA DEL TEÓLOGO Y SALESIANO XEC MARQUÈS A ANNA ROSSELL (24-08-2013). Traducción al español de Anna Rossell
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Conakry 24 de agosto 13
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Estimada y querida:
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24 de agosto es la fiesta de San Bartolomé, es la fiesta de Ferreries, la última de las fiestas de caballos y de bulla que se hacen en la pequeña isla de Menorca. Para los de Ciutadella es como una fiesta de San Juan, pero en pequeño. ¡Qué le vamos a hacer!, así somos en la pequeña isla.
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De lo que he escuchado de Teresa en el "link" que me enviaste, saco una primera reflexión sobra la libertad. La Forcades no lo menciona explícitamente, pero encuentro que en su argumento la libertad es un punto de partida esencial. La libertad del que decide lo que es más allá de la genética y de la fisiología (la cuestión del matrimonio entre personas del mismo sexo). Libertad de una sociedad que construye los modelos de valores y de comportamientos propios a las categorías de masculinidad y de feminidad (la cuestión de la ordenación sacerdotal).
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La libertad está asociada a otro concepto, que es el de la madurez. Entiendo en su reflexión que la madurez está ligada al acontecimiento de una decisión ante una especie de llamada que viene de dentro (la decisión de lo que yo soy) o que viene de fuera (lo que Dios quiere de mí).
Esto da una respuesta a cuestiones de actualidad como el matrimonio entre personas del mismo sexo o la ordenación de mujeres al ministerio sacerdotal.
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En cuanto a la primera, Teresa entiende que, más allá de lo que dice el sexo fisiológico (soy macho o son hembra) la persona puede acoger una especie de pulsión (no en el sentido freudiano, sino más profundo y menos "pulsional") o de voz, que le dice su capacidad de amar, y de amar como se ama en el matrimonio, se despliega amando a otro de su género.
El ejemplo que da del viejo Nicodemo (Evangelio de Juan), en el que Jesús invita a nacer de nuevo, y no de la madre sino del espíritu, ilustra muy bien esta visión de la libertad.
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Varias veces me has hablado de tu escepticismo respecto a la capacidad de libertad de la persona. Y es verdad que estamos condicionados a todos los niveles de nuestra subjetividad.
Las cuestiones abordadas por la monja de Montserrat y su antropología teológica nos hacen ver que esta libertad no es absoluta por la ausencia de condicionamientos sino por la capacidad de la persona y de una sociedad de hacerse y rehacerse a partir de nuevas expresiones de valores (el amor, la justicia, la solidaridad, la ecología ....), que parecían ayer imposibles.

Xec



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