4 de diciembre de 2009

EL PODER MAGNÉTICO DE KAFKA, por Anna Rossell

EL PODER MAGNÉTICO DE KAFKA

Louis Begley, El mundo formidable de Franz Kafka. Ensayo biográfico.
Traducción de Ignacio Villaro,
Alba, Barcelona, 2009, 235 págs.

por Anna Rossell

Pocos son los autores que han ejercido un poder de atracción tan prolongado como Franz Kafka. No sólo por su obra, sino también por su biografía, o mejor aún, por la trabazón que ambas guardan entre sí y cuyas claves –fuente inagotable de enigmas- siguen cautivando a tantos, que ven en ello un reto personal. Son multitud los estudios biográficos e interpretativos de la obra de este escritor praguense en lengua alemana, cuyo legado ha sido diseccionado hasta la saciedad por filólogos y estudiosos. Difícilmente, pues, pueda escribirse hoy algo que no se haya dicho ya. El mundo formidable de Franz Kafka –no podía ser de otro modo- no es un libro que aporte, en lo esencial, nueva información. Para quienes tengan acceso a la bibliografía en lengua alemana todo es familiar. Sin embargo para los lectores en lengua española reúne cualidades nada despreciables, sobre todo para los no iniciados aún en el mundo kafkiano, el de su realidad y el de su ficción. Louis Begley, que como el autor objeto de su estudio es de ascendencia judía –su familia tuvo que emigrar a los EEUU para huir de la persecución nazi-, abogado y escritor, se acerca a Kafka con la mirada inocente de un lector y la experiencia propia de la escritura. Su planteamiento no es el del filólogo erudito que se propone adentrarse en la maraña de estudios publicados, lo cual arrojaría sin duda un producto ilegible e inservible. Begley rehuye el academicismo, no porque lo rechace de plano –aconseja con buen tino el didáctico compendio de Hartmut Binder Kafkas Handbuch a quienes quieran adentrarse en los estudios consagrados a su interpretación-, sino porque la finalidad que persigue es otra y porque abomina, y no le falta razón, de la hermética palabrería pseudointelectual que con frecuencia ha desencadenado la hermenéutica de los textos kafkianos La virtud más poderosa del libro de Begley reside precisamente en su sencillez y la claridad de su exposición, así como en su insistencia en el respeto a la dimensión estética del texto literario, evitando interpretaciones reduccionistas, que tan a menudo han banalizado la obra kafkiana. Sin quitarle importancia al biografismo, Begley se esfuerza en corregir lo que, en el caso de los exégetas de Kafka, ha derivado en un vicio: leer la obra para intentar descubrir cuánto de biográfico encierra: “Lo importante, en realidad, no es si puede entresacarse de El proceso una confesión autobiográfica, sino más bien si el examen de la novela a través de ese prisma enriquece el texto y permite al lector descubrir en él nuevos significados con sentido”. Dividido en cinco capítulos: La vida es sencillamente terrible; ¿Qué tengo yo en común con los judíos?; El terreno más profundo de la verdadera vida sexual me está vedado; Estoy hecho de literatura no soy otra cosa; El hacha para el mar helado de nuestro interior, el autor recorre los acentos más representativos de la vida y la obra de Kafka a partir de anotaciones de su diario, su correspondencia y afirmaciones documentadas de amigos y conocidos. Si los cuatro primeros resumen lo más característico de la biografía, el quinto capítulo está dedicado a la interpretación de las obras más emblemáticas, que, sin ser nada novedosa para los germanistas y exceptuando algunas afirmaciones poco argumentadas, logra condensar los aspectos que sí resultan nuevos para el lector español. En su primera edición publicada en inglés (The Tremendous World I Have Inside My Head), la “Bibliografía selecta”, está pensada asimismo en primera línea para lectores en lengua inglesa (sólo contiene dos obras en alemán), pero es útil el breve resumen que define cada uno de los libros, así como la información añadida cuando existe la correspondiente traducción al español. Asimismo el volumen se completa con la relación más indispensable de las obras de Kafka traducidas a nuestra lengua.

Anna Rossell

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